Evangelio 18 Mayo 2025

Paz y alegría, queridos hermanos y hermanas, sean todos bienvenidos a una reflexión más con la poderosa palabra de Dios. Hoy es domingo 18 de mayo, quinto domingo de Pascua. El evangelio que vamos a compartir se toma de San Juan capítulo 13, 31 al 35. Cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo, Ahora ha sido glorificado el Hijo del Hombre, y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo, y pronto lo glorificará. Hijitos, todavía estaré un poco como ustedes.

Les doy un mandamiento nuevo, que se amen los unos a los otros como yo los he amado, y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos. Palabra del Señor. Meditemos y oremos. ¿Qué mensaje nos ofrece la Pascua? Nos asegura que el distintivo de la pertenencia a Dios Padre y a la comunidad de sus hijos, el Padre tierno, compasivo, misericordioso, el Padre de la vida, la fuente del amor que ha movido a Jesús a amar como nos ha amado.

Quien pone su sello en la intimidad de cada uno de los discípulos de Jesús, haciendo que su pertenencia a él sea visible ante los ojos de todos, pero también una pertenencia de carácter perfecto. La Pascua nos asegura que la gran novedad de todo este acontecimiento es que esto no será reservado como antiguamente solo a los varones, sino que se concederá a toda persona, de manera que todos los seguidores de Jesús, todos los hombres y las mujeres, puedan amar perfectamente a su Señor tal como él los ama.

Amarse según su paradigma y vivir anticipadamente una experiencia de vida eterna, sabiendo ya en qué consiste el amor de Dios que ha entregado a su Hijo unigenito. Como si el mismo Padre, directamente hablándonos a la conciencia, nos dice, yo tu Padre, tierno y misericordioso, en mi amado Hijo de Jesús, te he dado ejemplo de qué es la novedad del Nuevo Mandamiento.

No es sino la acogida de mi amor por cada persona, por la humanidad, en la entrega por él realizada en el lavatorio de los pies y sobre todo en la cruz. Amar es asumir el misterio redentor de la cruz. Es acoger la dimensión sapiencial del Espíritu Santo que realiza en ti la obra de la donación oblativa a tus hermanos, acogiéndolos como hijos míos muy amados, en un llamado de amor y conversión.

De nuestra Madre, un 28 de mayo del 14 nos dice, los hijos predilectos del vientre inmaculado son mis sacerdotes, ministro de mi Hijo. Querido Hijo, hoy te digo que cada hijo mío nacido de mi purísimo vientre ama y venera a los sacerdotes, sacerdotes cuyas manos están consagradas para dar el culto divino, culto santo, culto sagrado, culto inviolable, mis hijos entregándose al Padre a favor del mundo. Por eso cada hijo mío ama y venera a los sacerdotes.

Cada sacerdote es otro Cristo. ¿Por qué otro Cristo? Porque cada sacerdote ha recibido el don de Dios en su vida. Mi Hijo, el don, vive en ello. En ello está el misterio de Cristo, en ello está la presencia de Dios, en ello está la presencia de mi Hijo Jesús en plenitud, en amor incondicional.

¿Cuánto amo a los sacerdotes y cuánto sufro por ellos? Hijos, ora por ellos, por los sacerdotes, mis escogidos. Salva muchas almas sacerdotales con tus oraciones y sacrificios. Cada hijo mío, sacerdote, cada una de sus almas son preciosas al Padre.