Exorcismos: ¿Demonios dentro del cuerpo humano?

Estás entrando en la posada del cuervo.

Bienvenidos y bienvenidas a una entrestancia más de la posada del cuervo.

Antes de continuar, me gustaría advertir a las personas que seáis más sensibles, más aprensivas, que quizás esta no sea una estancia recomendada para vosotros, porque de lo que vamos a hablar ahora mismo es algo que, por lo menos a mí personalmente, diría que es lo que más me ha llegado a aterrar en la vida.

Y yo creo que a ti también, ¿verdad? Endika, bienvenido.

Muchas gracias. Y sí, desde luego es algo que da bastante miedo, por lo menos cuando lo vemos representado en el cine.

Y esto es algo que hemos hablado muchas veces a la hora de elegir película.

Cuando teníamos tiempo y veíamos películas, siempre decíamos, da igual la temática que elijamos.

Lo que más miedo da siempre, sin duda, es las películas sobre exorcismos.

Y es de lo que has venido hoy aquí a hablar, exorcismos.

Pues sí, porque creo que ya llevamos un par de entrestancias con temas un poco más mundanos, por así decirlo.

Terrenales, salientos...

Hemos estado hablando de ese hotel de los horrores con el Dr. Holmes, de esa niña huérfana que ni era huérfana ni era niña.

¿Cómo era? Barbosa, ¿no? Bárbora.

Pues creo que ha llegado el momento de pasar a otro plano de existencia, meternos un poco más en lo espiritual y, como has dicho, también en lo terrorífico.

Te voy a confesar, a ti y a todos los oyentes que hay al otro lado, que yo lo he pasado mal con películas de exorcismos.

Yo he llegado a estar en la cama, tapado con las sábanas, pensando que, ¿qué coño? Estoy respirando.

Y si hay algo que no puedo ver, una entidad negativa, un demonio, un diablo, un espíritu burlón, y se mete a la vez que el aire y acaba poseyéndome y anulándome lo que soy...

Pues ya sabes, ten cuidado con las moscas, que ya sabes que a veces el diablo adopta esa forma para meterse dentro de nosotros.

Mi madre, que en paz descanse, me decía mucho, es que el diablo hasta se podría convertir en una mosca, así que ten cuidado.

Me decía, venga, buenas noches, y cerraba la puerta.

Bueno, buenas noches no.

¿Cómo que buenas noches? Y digamos que yo he crecido gustándome todas estas cosas, pero un niño también era sensible en aquella época, por mucho que le gustaran estas cosas.

Y sí, yo he tenido mucho miedo.

Y claro, tú y yo tenemos ya una edad.

No sé si lo hemos dicho nunca aquí en un podcast.

Puede seguir siendo secreto, pero tenemos una edad.

Hemos crecido con una perspectiva cristiana.

Hemos tenido enseñanzas. Igual no en el colegio, porque yo creo que cuando nosotros llegamos al instituto había ya ética, sexualidad.

Pero bueno, yo he ido a catequesis.

Y en primaria sí que estudié religión.

Quiero decir que creemos con un lado esperanzador de la vida, de que cuando muramos va a haber algo sobrenatural que nos va a valorar.

Y como somos muy buenos, pues vamos a ir al cielo.

Pero claro, ¿cuál es la antítesis de esa parte esperanzadora de la muerte? El diablo.

¿Y qué puede haber más terrorífico que el demonio se meta dentro de tu cuerpo? Que tú dejes de ser tú y seas, sin embargo, la entidad más terrorífica que puede haber.

Es que eso da mucho miedo.