Experiencias Paranormales - El Juego Del Ángel

Muy buenas a todos cavernarios, ¿qué tal estáis? Bienvenidos a Caverna de Ánimas, bienvenidos a una noche más. Esta noche, revisando los e-mails, quiero contaros una historia que me llegó no hace tanto. Ya sabéis que prefiero que las experiencias las contéis vosotros, con vuestra propia voz, porque le da esa realidad, esa verdad, que yo apenas puedo raspar un porcentaje muy ínfimo al contarlo, ya que vuestra historia, vuestra realidad, vuestra experiencia, es algo tan íntimo que solo vosotros podéis contar.

Agradezco que me enviéis las experiencias por escrito, pero ganan mucho más si enviáis ese audio al WhatsApp, ya sabéis que es el momento de enviarlas para que este programa nunca deje de hacerse. Dicho esto, me llegó hace poco tiempo una historia, una historia muy interesante, sobre una mujer que desde que tiene memoria vive entre dos mundos. Se trata de una testigo importante, que ha vivido y ha convivido desde pequeña con fenómenos paranormales que desbordan toda lógica.

Ella se llama Bianca, y su vida es un viaje constante entre la oscuridad y la luz, algo clásico aquí en Caverna de Ánimas. Desde pequeña empezó a notar que algo no encajaba del todo con la realidad. A veces de noche, sentada en la cama a punto de irse a dormir, veía como todo se nublaba a su alrededor, como si una niebla blanca surgiera del mismo aire.

Y entonces, en ese mismo momento, aparecía una esfera luminosa que crecía y crecía hasta llenar todo el espacio. Bianca sentía que esa masa tenía vida. Sentía su peso, su energía, y una sensación extraña en todo el cuerpo, los ojos, la boca, las manos, como si vibrasen, algo que era muy difícil de explicar. Durante años le ocurrió este suceso una y otra vez.

No podía darle ninguna explicación. Una esfera luminosa que se aparecía, crecía y llenaba de luz todo, a tal punto que lo que había allí vibraba constantemente. Lo más inquietante llegó cuando ya de adulta se atrevió, porque ya sabes que cuesta mucho contar este tipo de historias cavernarios, a contárselo a su hermana. Su hermana, la misma que dormía con ella de niña.

Ella le dijo que también lo había visto, lo había vivido, lo había sentido, pero que por miedo no había contado nunca nada. Que ella veía la misma esfera blanca, que incluso había tenido el mismo sueño, ese sueño repetido, luminoso, durante muchísimos años, o lo que ellas creían que era un sueño, que también sentía esa vibración o ese cosquilleo en todo el cuerpo.

Y a mí me hizo pensar, reflexionar, ahora mismo cavernarios, dos personas que han vivido algo tan potente como una esfera luminosa que absorbe toda la oscuridad de la habitación y lo puedes sentir incluso dentro de tu cuerpo. Dos hermanas, una misma visión, pero lo que me llegó siempre a la mente es que no había explicación. Con el tiempo, Bianca creció y el misterio también.

Durante quince años sufrió parálisis del sueño casi todos los días, pero no eran como las que se suelen describir en los libros de medicina. Ella no podía abrir los ojos, cada episodio venía precedido de un sonido ensordecedor, un zumbido, como esa vibración de la entidad luminosa que acabamos de comentar hace un momento, que crecía y crecía hasta convertirse en una fuerza que aplastaba todo.

Sentía que una energía colosal la presionaba contra la cama, como si fuera una piedra a punto de ser triturada. El dolor físico era real, no era algo imaginario. La cabeza también sentía como si le fuese estallar, la mandíbula forzada, los ojos presionados desde dentro, una tortura que se repetía día tras día.

El sonido, la inmovilidad, la fuerza creciendo sobre ella, así todos los días. Día tras día.

El sonido, la inmovilidad, la fuerza cayendo sobre ella.