Experiencias Paranormales -The Hatman

Muy buenas a todos cavernarios, ¿qué tal estáis? Ya sabéis todos, los que me conocéis bien, que llevamos aquí ya tres años, tres temporadas, sabéis que las experiencias paranormales me encantan, son algo que realmente llevo la sangre y gracias a todos vosotros he podido conocer un montón de experiencias paranormales de todo tipo. Pero dentro de todas las experiencias paranormales, me encantan un montón de ellas por supuesto, pero hay unas que me tienen fascinado, casi obsesionado y son esas de los visitantes de dormitorio, porque siempre que me pongo a pensar en ellas hay un factor que se me escapa.

Algunas personas lo viven a través de la parálisis del sueño, otras personas lo viven a través de simplemente una visión en el quicio de la puerta, otros por el contrario, llevan años sufriendo esas visitas, a veces muy seguidas, otras desaparecen, el evento es intermitente, yo que llevo años recopilando testimonios, grabando audios, escuchando relatos de quien ha visto a ciertas figuras, una de las que más me inquietan es la del hombre del sombrero y lo sabéis bien.

Tiene algo, algo mágico, algo especial, que lo distingue de todo tipo de apariciones, porque hay algunas terroríficas por supuesto, pero este ser que siempre aparece, que la descripción es idéntica, una figura alta, oscura, inmóvil y ese sombrero de ala ancha que es prácticamente imposible de olvidar, lo hacen único, porque hay fantasmas, entidades, apariciones, incluso la carretera, que se suelen repetir, son arquetipos prácticamente, pero el hombre del sombrero tiene algo mágico, algo que aterra y fascina a partes iguales.

Quiero que esta noche recorráis conmigo un camino, imaginad un pueblo de la mancha llamado Valdepeñas, un pueblo de Ciudad Real, de calles que, aunque sean modernas actualmente, han tenido mucha historia. Dentro de esas calles, una casa cualquiera, pero antigua, de muros encalados, jalbegados, como se dice aquí, con esa cal blanca, con esa mezcla de adobe y piedra que las hacía tan características de la época. A veces aparecían esas vigas de madera, que carcomida por el tiempo era sustituida por ese ladrillo, una casa que podría pasar desapercibido, pero que guarda un secreto.

Allí vivía un conocido mío, una persona normal, curtida con el tiempo, curtida con el trabajo del campo, de la recogida de la uva, de vida tranquila, hasta que poco a poco comenzó a sentir ciertas cosas extrañas. El aire se volvía muy pesado al caer la noche, las habitaciones que el viudo ya no estaban ocupadas, sus hijos ya se habían venido fuera, habían hecho sus vidas, quedaban totalmente vacías. Él llevaba viviendo en esta situación muchísimo tiempo, no era algo nuevo, estaba acostumbrado a esa soledad tan amarga que a veces cae en algunas personas.

Podemos decir que hay ciertos eventos que parece que son cosas solo de personas que tienen un imaginario un poquito más amplio, que son creedores de lo paranormal, pero no, lo paranormal puede acechar en cualquier momento. A él esas noches se le hacían eternas, eran noches increíblemente frías, aunque fuese verano, quizás por las cámaras que se solían hacer en esas casas para mantener el vino, o incluso mantenerlas aisladas del calor o del frío. Lo describía así, a veces un murmullo al otro lado de la puerta, a veces simplemente el eco de algo lejano que parece que está ahí, como conté yo la historia anterior.

Una sensación de estar siempre acompañados, incluso las habitaciones parecían observarle. Ciertas madrugadas, sentía que estaba acompañado, iba a la cocina por un vaso de agua y no pasaba nada, nunca se cruzaba con nada. Pero un día, una madrugada, fue por agua, como cualquier otro día, se levantó a mitad de la madrugada, no era las tres de la mañana por supuesto, era más tarde inclusive, y al abrir la puerta, a lo largo del pasillo, se cruzó con una figura que él jamás había visto, una figura negra, alta, inmóvil, recortada contra la penumbra, no se movía, no hablaba, solo observaba. Él describía que tenía un sombrero, un sombrero antiguo, no podía verle los