EXPLOTA LA DEUDA: LOS GOBIERNOS NOS LLEVAN A LA RUINA

¿Por qué los gobiernos son adictos a la deuda pública? Los gobiernos lanzan constantemente mensajes de control de las cuentas públicas, pero en realidad lo que son son adictos a aumentar la deuda.

Y hay razones muy poderosas.

Vamos a hablar de todas ellas y cómo se han sobrepasado todos los límites.

La deuda pública es uno de los mayores problemas para una economía.

Mucha gente dice que la deuda pública no se paga, que no pasa nada, que los estados no funcionan como empresas.

Sin embargo, eso no es cierto.

Los estados tienen límites entre los que se pueden mover en cuanto a solvencia con respecto a la deuda, igual que cualquier igual que cualquier agente económico, sea una familia o sea una empresa.

Cuando la gente te dice que el estado no funciona como una empresa o como una familia cuando se trata de endeudarse, en realidad lo que te está diciendo es que se lucra de las empresas y de las familias y que siempre puede intentar tirar de los ingresos de esas empresas y familias, es decir, que no es que funcione de otra manera, sino que tiene una posición confiscatoria.

La creación artificial de dinero es la emisión de deuda pública.

Los gobiernos, los bancos centrales no emiten dinero, así billetes o moneditas.

Lo que emiten es deuda pública.

Los estados, por lo tanto, tienen un incentivo perverso a no solamente mantener la deuda pública, sino además constantemente acudir a decir que van a subir los impuestos para intentar controlarla.

Eso es un truco.

¿Por qué es un truco? Porque claro, la deuda elevada no se reduce al subir los impuestos.

Al subir los impuestos, lo que se hace es justificar la deuda elevada.

¿Y qué es lo que hacen entonces? Dicen que ha habido gastos extraordinarios.

Dicen que hay que gastar más porque es tiempo de crecimiento.

Dicen que hay que gastar más porque es tiempo de recesión.

Dicen que hay que ayudar.

¿Y cómo están ayudando? Están ayudando tirando de la emisión monetaria, es decir, de la destrucción del poder adquisitivo de la moneda.

Los estados, como cualquier agente económico, tienen límites a la hora de su capacidad de emitir deuda.

Primer límite, el límite económico, que es el que muestra que cuando toman deuda, no solamente no crece más la economía, sino que empeora el crecimiento de la productividad y empeoran también los agregados de la actividad económica.

Por lo tanto, esa deuda es destructiva.

Número dos, el límite fiscal.

A pesar de que el Banco Central baja los tipos, a pesar de la monetización de una gran cantidad de deuda y a pesar de una enorme capacidad por parte de los estados de recaudar y traer más ingresos, la deuda genera cada vez unos costes por intereses mayores y además es más insostenible dentro del presupuesto.

Número tres, el límite inflacionario.

Decíamos hace un segundo que la deuda es creación artificial de dinero.

Por lo tanto, a medida que se va aumentando la deuda muy por encima de la solvencia de los estados, se genera inflación persistente, que es la pérdida del poder adquisitivo de la moneda.

En realidad, cuando la deuda va generando esa inflación persistente, es la evidencia de la insolvencia.

Funciona como un impago implícito.

Claro, te están devolviendo la deuda en una moneda que cada vez vale menos y la inflación es la pérdida del poder adquisitivo de la moneda.

La subida de los precios no es la inflación, es una consecuencia de la inflación.

Vamos a ver entonces por qué los estados son adictos a la deuda y los que te dicen que la van a reducir subiendo impuestos te mienten.

Vamos a empezar.

Primero, es una evidencia empírica que la deuda pública no ha hecho nada más que subir y de hecho que se estima que va a continuar subiendo en los próximos años ante la evidencia de que los estados no solamente han sobrepasado el límite económico, sino el fiscal y también el inflacionario.

Esa deuda pública que se está disparando en los países viene de unos estados que obviamente consideran que no tienen el más mínimo problema y que le van a pasar el problema al siguiente gobierno.

Es decir, es un incentivo perverso a perpetuar unos gastos insostenibles sabiendo que lo va a pagar en mayores impuestos, mayor inflación o mayor empeoramiento de las condiciones para los trabajadores en el futuro.

De acuerdo, entonces es efectivamente una manera de.