Federico Andahazi Radio Delta 25/04

Maxi, ¿cómo te vas? Qué gusto, ¿cómo estás? Muy bien, gracias a vos por atendernos.

Habías escuchado este audio, no sé si te había llegado, si por supuesto por ahí lo habías consumido a través de las redes sociales.

Sí, vi algunas cosas, lo leí también en los diarios.

Bueno, en principio, te diré yo, en general suelo evitar los actos inaugurales, en principio porque soy bastante fóbico a las multitudes, y en segundo lugar porque se convierte en algo completamente lleno a la literatura, no es algo que a mí me llame la atención.

Ahora, hay varias cosas para señalar.

Sí, un montón.

En primer lugar, me parece muy bien que el Secretario de Cultura apele a esta frase que dijo, que no se convierta eso en un ámbito de confrontación.

Eso estaría muy bueno que se aplicara en toda la política, en todos los funcionarios de gobierno, empezando por el Presidente, que no está propiciando un diálogo, la verdad, fructífero ni respetuoso.

La verdad que yo creo, esta es la percepción que yo tengo, que la gente efectivamente está cansada de confrontaciones.

Fueron 20 años de criterismo con confrontaciones permanentes, con discusiones, con escraches, con insultos, y la verdad es que particularmente yo hablo por mí, yo estoy bastante cansado de ese tono, que por otra parte, insisto, no es tan lleno a la literatura.

Así que estaría bueno que predicaran con el ejemplo, en principio, y bajar un poco el nivel de crispación que ya conocimos, el nivel de insultos, creo que eso estaría bueno.

Y también eso va a permitir, como imagino yo, una tolerancia mayor.

También me parecen horrorosos la silbatina, los chiflidos, tapar a otro cuando habla, no, no, no, no es una dinámica ni una mecánica que me guste, me parece que también está, es contrario al espíritu de la literatura, de lo que se trata.

Quizás contrario, te pregunto, al espíritu de lo que debería ser la cultura que también debe decir quizás un ámbito de debate y constructivo.

Sí, sí, sí, totalmente.

Mirá, por otra parte, también he visto en los medios que había escritores muy prestigiosos, que yo respeto muchísimo, que tenían fotos de Oswaldo Bayer.

Exacto.

Y la verdad es que si yo hubiera estado, también hubiera tenido una foto de Oswaldo Bayer.

Mirá, la imagen de la escultura de Oswaldo Bayer siendo tirada abajo con una topadora me parece monstruosa.

Directamente yo no recuerdo, digamos, haber visto algo semejante, que una pala mecánica derribe la escultura de un escritor.

Te puede gustar, no te puede gustar, podés estar de acuerdo, podés no estar de acuerdo, pero demoler una estatua, como si se tratara, no sé...

De un dictador, por ejemplo.

De un dictador, la verdad que me parece patético.

Además, déjame decir que yo tengo una gran deuda de gratitud con Oswaldo Bayer cuando yo en el 2006 gané el Premio Planeta con El Conquistador.

Oswaldo Bayer era miembro de ese jurado, así que yo realmente le estoy...

Entonces, digo, me parece que está muy bien esto que dice el secretario, pero tiene un poco el ánimo de confrontación ahora.

No es con una topadora y no es con una pala mecánica derribando esculturas de escritores como se llega a la armonía, me parece.

Tenés razón. Federico, la cultura está politizada hace muchísimo tiempo, lo estuvo siempre.

Por otro lado, en general a las derechas en el mundo se les complica producir un relato cultural serio, profundo.

La verdad que, en función de lo que vos decías y de la topadora, más allá del rechazo a lo preexistente, no hay una propuesta de algo propio.

Totalmente.

Es muy interesante lo que planteas y es algo que yo me vengo preguntando hace mucho tiempo.

La verdad es que desde el principio del siglo XX la cultura es de izquierda.

Esto es así.

Entonces haces un paneo, qué sé yo, Movimiento Surrealista, principio del XX, años 30, el Manifiesto Surrealista que adhiere al Manifiesto del Partido Comunista.

O sea, adoptan el Manifiesto del Partido Comunista, siendo que el espíritu del surrealismo era muy diferente a lo que se respiraba en la Unión Soviética, por ejemplo.

Siempre también hubo un doble estándar.

Predicar ideas de izquierda, pero vivir como burgueses muy acomodados.

Me parece que está bien.