El fin de una era en Cuba: burocracia, crisis y «continuidad»

Ni el fallecimiento de Asata Shakur en Cuba, una de las fugitivas más buscadas por el FBI desde hace más de 50 años, ni el cierre temporal de La Cuevita, el mercado informal más grande de La Habana, ni la triste despedida de un eminente neurólogo cubano afectado por la depresión, ni el reporte de más de 400 casos con síntomas febriles en un solo municipio del occidente cubano con calles como esta, ni el accidente aparatoso con semáforos apagados ocurrido en playa. Ninguna de estas noticias que han recorrido las redes en los últimos días han acaparado tantos comentarios y publicaciones como los rumores de la muerte de Raúl Castro.

No es la primera vez que esto ocurre en un régimen autoritario como el cubano, donde el estado de salud de sus dirigentes se maneja con la misma opacidad que rige todos los ámbitos de la vida. Es normal que así sea. Pero no vengo a hablar del rumor, sino de algo más.

En este episodio nos preguntamos, por ejemplo, cómo será recordado el designador de Díaz-Canel, el defensor de la fórmula empresarial de la FARC, el militar político derrotado por el carisma de Obama, sí, el del vasito de leche, o quizás el de páginas más turbias y menos conocidas de la historia cubana. Dos expertos analizan en este episodio el impacto de Raúl Castro y de la llamada continuidad a propósito de su mandato directo y en la sombra.

Y hablando de promesas, de la continuidad y del discurso de la propaganda, un reciente informe internacional culpa a los cubanos de no tener buenos hábitos alimentarios. Quédate y te explico de qué se trata. Y empezamos con lo que ha sido uno de los fracasos más evidentes a la llamada continuidad, la agudización de la crisis alimentaria. Más de 180 millones de dólares ha invertido el Programa Mundial de Alimentos, PMA, en Cuba durante la última década. Equipos agrícolas, suplementos nutricionales y proyectos logísticos han llegado a la isla, pero la inseguridad alimentaria sigue creciendo.

Del gobierno. No solamente se plantean limitaciones en los alcances del trabajo, sino que también y al mismo tiempo queda en evidencia un discurso alineado con lo establecido por el régimen cubano. Frente a esto hay un problema enorme, porque si bien se gastaron 75 millones de dólares después de un presupuesto de 28 millones de dólares aproximado para el último plan ecuatrianual entre el 2021 y el 2024, esto no se ve reflejado en una mejoría sustantiva dentro de la isla.

Esto pone en evidencia enormes dificultades para cumplir estos objetivos, dado el carácter estratégico que para Cuba representa el Programa Mundial de Alimentos. No solamente desde el punto de vista de la entrada de divisas al país, sino también y sobre todo para la venta de un imaginario que se tiene sobre Cuba.

Para 2026-2030 el PMA proyecta un presupuesto de 101 millones de dólares, casi el triple del ciclo anterior. Pero incluso con este aumento persiste la duda. ¿Puede un modelo centralista, corrupto y burocrático mejorar la seguridad alimentaria de la isla? Esto es Radiografía de Cuba, un videopodcast del Token Alianza con la Fundación Konrad Adenauer. Aquí revisamos el contexto y el trasfondo de la noticia. Desde el 24 de septiembre de 2020.