"Frankenstein", La Creación del Monstruo. Homenaje a Mary Shelley

Aquí estoy, el desdichado Prometeo, clavado y encadenado contra estas rocas, donde debo permanecer incontables años. Tal es el pago que recibo por haber amado a los mortales.

He robado el fuego, su tesoro más preciado, y con él les he dado la ciencia que será la madre de todas las artes. Esquiló, siglo V antes de nuestra era. Tantas veces hemos perseguido el conocimiento, cegados por la luz. Tantas veces el sentido común ha sucumbido a los obstinados deseos de la humanidad. Cuando Mary Shelley escribió Frankenstein o el moderno Prometeo, difícilmente pudo imaginar la magnitud del eco que alcanzaría su obra. Y es que el origen de esta historia es casi tan legendario como la propia novela.

En 1816, la erupción volcánica del monte Tabora había provocado un cambio climático extremo. Aquel fue conocido como el año sin verano, con lluvias constantes y cielos rojizos y oscuros que cubrían toda Europa. Mary viajó junto a Percy Shelley a la villa Diodati, en Suiza, donde pasaron unos días en compañía de Lord Byron y de su médico John Polidori. El clima era inusualmente frío y tormentoso, y las veladas se llenaban de conversaciones sobre filosofía, ciencia y relatos de terror.

Una noche, Byron propuso a sus amigos un desafío. Cada uno debía escribir una historia de fantasmas, y de aquel juego literario surgiría el vampiro de Polidori, germen de la tradición moderna de relatos vampíricos. Pero también surgió la visión de Mary Shelley. Cuando apoyé mi cabeza sobre la almohada aquella noche, no pude dormir. Vi a un pálido estudiante de arte sin pías, arrodillado junto al engendero que había ensamblado.

Mediante el uso de algún poderoso artefacto, la criatura dio señales de vida, se agitó con un movimiento inquieto, como si de algún modo hubiera vuelto a la vida. ¿Qué clase de vida había creado? Sí, así nació Frankenstein o el moderno Prometeo, una obra destinada a cambiar el futuro de la humanidad. Sin duda la novela nos recuerda que la grandeza de la imaginación científica debe ir acompañada de la humildad y el sentido común. Ninguna creación, por monstruosa que parezca, deja de ser también un reflejo de su creador. La pregunta esencial sigue intacta.

¿Qué ocurre cuando el ser humano se erige en creador, sin medir las consecuencias de su poder? Mary Shelley ocupa un lugar único en la historia de la literatura. No sólo inventó una historia de terror inolvidable, sino que forjó un mito que sigue latiendo en nuestra cultura con una advertencia. ¿Qué es lo que nos hace humano? En la novela Víctor Frankenstein nació.