Gene Hackman y más

Por qué estoy tan triste teniéndolo todo, vivo sin mañana sangrando palabras, ya no sé quién soy, ni a dónde voy, por qué estoy tan triste teniéndolo todo.

¿Qué tal amigos? ¿Cómo estáis? Aquí comienza Por qué estoy tan triste teniéndolo todo, nuestro programa de referencias culturales con fundamento, mucho fundamento.

Por qué estoy tan triste teniéndolo todo, Radio Vallecas 107.5, Radio Almaina 88.5, de la mano de Carlos Castrosín en la presentación y dirección y de Carlos Baizán en la mesa de sonidos y demás colaboraciones. La magia del instante, la magia de la sonrisa efímera, que está de paso, que no reside sino transitoriamente, apenas durante unos segundos en nuestro corazón. Recordad nuestro podcast para escucharnos cuando y como queráis. Por qué estoy tan triste teniéndolo todo.

A lo largo del siglo XIX, a medida que las naciones coloniales adquirían autonomía e independencia, los pintores de paisajes participaban activamente en la formación de imaginarios nacionales. En cada nueva nación se proyectaban creencias y deseos sobre topografías particulares y sitios antiguos, en un esfuerzo por ordenar el mundo externo y así forjar una narrativa propia con un sentido de valores y aspiraciones comunitarios.

Los artistas pintaban la vista como un icono para que todos la conocieran, compartieran, atesoraran. Se publicaron tratados, se fundaron academias y museos, y se establecieron tradiciones.

Empezó a surgir una nueva conciencia autónoma entre artistas a lo largo de las Américas, desde Thomas Cole hasta George O'Keefe, desde Félix Emile Théonet hasta Tarsila Duamaral. Esto llevó a un nuevo tipo de pintura de paisaje que inspiró un sentido renovado y distintivo de nacionalidad. Como dijo O'Keefe en 1926, uno no puede ser americano simplemente diciendo que uno es americano. Es necesario sentir América, vivir América, amar América, y luego trabajar.

Armando Reverón pasó más de una década destilando la vista desde su cabaña aislada cerca del pueblo costero de Makuto, en la orilla norteña venezolana, para convertirla en luz pura. Como dijo, la luz disuelve todos los colores, y todos los colores, después de todo, se tornan blancos. Después de 1929, O'Keefe pasó cada vez más tiempo pintando en el alto desierto del norte de Nuevo México. Lo convertiría en su hogar.

Las nuevas investigaciones del paisaje llevaron al uso de materiales no convencionales que permitieron a los artistas crear con una renovada libertad. Ingeniosamente, Atel combinaba cera con queroseno y pigmento para producir los efectos de color intensificados que buscaba. Para extender la experiencia del paisaje hacia el espacio físico del espectador, los artistas a menudo diseñaban marcos inusuales para destacar la materialidad de sus obras. Recurriendo a lo exótico de ser brasileña mientras vivía en París a mediados de la década de 1920, Tarsila do Amaral usó piel de serpiente para enmarcar acuca, óleo sobre lienzo de 1924.

En esta pintura, Tarsila conecta su formación como pintora moderna en París en la década de 1920 con su redescubrimiento de Brasil. Una cuca, que significa bicho, es una estilización completa del exuberante paisaje cultural. A propósito de Tarsila, el Museo Guggenheim de Bilbao acoge Tarsila do Amaral. Pintando el Brasil moderno, es una ambiciosa exposición.