Giordano Bruno - La Cábala del Caballo Pegaso (Primer Diálogo)

Hola a todos los amigos de Filosofía Puntes. Estamos con Giordano Bruno, La cábala del caballo Pegaso, obra de 1585. Esta obra es una obra satírica, es una obra provocadora, quizás con el mismo tono que veníamos observando en La expulsión de la bestia triunfante, la obra anterior, justamente a esta. Y esta obra juega con la imagen dual del asno transformado aquí en un Pegaso, un Pegaso que es un caballo con alas, que puede ser tanto símbolo de la ignorancia tozuda como de una sabiduría profunda y libredadora.

Bruno critica con aguda ironía la pedantería de quienes se aferran a tradiciones rígidas y se presentan como una especie de guías espirituales sin reconocer su propia ceguera intelectual. Por lo tanto aquí en esta obra no es para nada, como se podrían imaginar ustedes, una apología a la cábala o a la tradición judía. Para nada. O sea aquí Bruno arremete contra el cristianismo, contra el judaísmo y los acusa de encadenar el pensamiento con supersticiones y dogmas, desafiando a sus lectores a distinguir entre la asinidad opresiva y la fuerza genuina del intelecto que se eleva más allá de los límites convencionales.

Claro, vamos a ver a Bruno en esta faceta, que ya nos tiene acostumbrados, pero también vamos a observar esta figura que se ha dado mucho en la obra de Bruno, que es el asno. Más adelante vamos a ver la figura del asno en las distintas tradiciones, pero ahora nos enfocamos en esta obra. Así que sin más dilación, vamos allá. Bueno, empezamos entonces con la epístola dedicatoria, porque la dedicatoria de Bruno está dirigida al reverendísimo señor don Zapatino Abad, sucesor de San Quintín y obispo de Casa Marciano.

Un personaje que en realidad es ficticio, basado quizás en la figura de Zapatino Zabolino, que era un antiguo conocido de Bruno, cuya identidad es intencionalmente distorsionada para burlarse de las pretensiones del clero, y en particular de aquellas que se aferran a títulos y dignidades sin verdadero mérito. Entonces, así como un artesano se encuentra con restos de material sin saber qué hacer con ellos, el autor presenta esta cámara como el resultado de pensamientos fragmentarios que no pudo incorporar en otras obras. De hecho, el mismo Bruno dice mire yo no sé qué hacer con esta obra, no tengo idea qué voy a hacer con todo esto que tengo aquí.

Y ahí Bruno también menciona diferentes tipos de lectores, los caballeros, los ministros religiosos, las damas, las beatas, los pedantes y los versificadores, que ellos son los que rechazaron el texto por no adaptarse a sus expectativas limitadas y prejuiciosas. Esta lista de hecho funciona como una sátira de las categorías sociales y culturales que Bruno considera incapaces de comprender su filosofía. Y ahí el tono se va volviendo más satírico, más mordaz. Describe a algunos lectores que sólo aceptarían la obra si se ajustaran a sus propias supersticiones, si se enfocara en temas triviales como el rosario, la poesía de Virgilio o los ejercicios escolares.

Finalmente entonces Bruno dedica esta obra a un intelectual enciclopédico ideal, alguien capaz de comprender la totalidad del pensamiento sin estar regido por dogmas y tradiciones. Pero el tema es que uno podría decir uy pero por qué entonces no estamos hablando de Philip Sidney? Porque recordemos que Giordano Bruno había dedicado ya casi todas sus obras últimas a Philip Sidney.

Esto se puede deber muchachos a que Philip Sidney fue enviado a una misión diplomática. Entonces pareciera ser que Bruno ya no tenía la protección de Philip Sidney y es más, Philip Sidney muere en 1586 en los Países Bajos. Entonces Bruno había comenzado a tener conflicto con los académicos de Oxford y ciertos sectores religiosos ingleses se habían