Gourmet FM 15-04-25

Gourmet FM, 100% vinos y gastronomía pensado para ti, de la mano de Fran León.

Bienvenidos al programa 214, perdón, 314 de Gourmet FM.

Hoy detenemos, hoy estamos en una época de la más significativa de nuestro calendario cultural y espiritual, la Semana Santa.

Un tiempo de recogimiento, de silencio, de fe, pero también de encuentros, de memorias y por supuesto, de sabores, que es lo que queremos hoy hablar aquí.

En este especial vamos a hablar del vino de misa, ese vino litúrgico cargado de simbolismo y de tradición, pero también viajaremos por los diferentes rincones de Andalucía para descubrir los vinos que acompañan la cuaresma.

Y lo que nos sirven en nuestras mesas, se comparte en tertulias, cofrades o se bebe en silencio, cada uno, mientras suena una azaeta o se fría en unas buenas torrijas en una buena cocina con tu madre o con tu abuela.

Y al final, que os vamos a traer por recomendaciones muy especiales, bueno, de la mano también de un buen amigo que ha escrito un libro que lo dejaremos para el final que puede ser una iluminación.

Y entramos en materia, el vino de misa, también llamado vino litúrgico, no es un vino cualquiera, no no no, es el que se utiliza en las celebraciones de la ecuarestía y por tanto debe cumplir unos requisitos muy específicos, tanto canónicos como enológicos.

Debe de ser un vino natural, de uva, sin mezcla, sin aditivos, sin sustancias aromatizantes, se elabora con fermentación tradicional y debe conservar su pureza íntegra.

En general hablamos de un vino blanco, un vino tinto, un vino tranquilo, con una graduación media que suele rondar entre los 12 y los 15 grados.

Y en Andalucía, aquí y aquí, en este rinconcito del sur de Europa, muchas bodegas históricas de Jerez, de Montilla, de Morilo, de Málaga, elaboran partidas específicas para este uso tan sagrado.

Algunas variedades muy utilizadas, como la Pedro Ximénez, la Palomino, la Moscatel, son las que reúnen estos vinos tan singulares, pero más allá de sus cualidades técnicas, lo que hace al vino de misa tan especial es su valor simbólico, representa la sangre de Cristo.

Se convierte en un elemento central del rito de bebida en silencio, con solemnidad, con devoción, es un vino que no solamente alimenta al cuerpo, sino al alma.

La cuarema, con sus 40 días de preparación espiritual ante la pascua, es también un periodo con una identidad gastronómica muy marcada.

La vigilia, el ayuno, las tinencias de la carne, sí, a algunos les sonarán cosas muy antiguas, pero ahí están.

Y es así donde el vino también encuentra su lugar acompañando platos de cuchara, recetas sencillas, aparentemente, pescados, dulces tradicionales, veladas de encuentro entre familia y hermandades.

Cada rincón de Andalucía ha sabido adaptar su tradición vinícola a ese tipo de vino y vamos a recorrerlos.

En tierras cordobesas el vino de cuarema es sobre todo el fino joven o el vino de tinaja, sin encabezar, sin añadir alcohol, fresco, directo, perfecto para acompañar un buen potaje de vigilia o unas espinacas de garbanzo, los amontillados.

También son muy apreciados, sobre todo cuando la mesa se llena de bacalao y de recetas un poquito más complejas.

Y por supuesto, el gran portalonista de los postres, nuestro querido Pedro Ximénez, ese vino dulce, oscuro y untuoso que parece nacido para acompañar torrijas, arroz con leche y pestiños.