
El gran apagón: lo que vimos sin luz (CARNE CRUDA #1504)

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A las 12:32 minutos hora peninsular de este lunes vivimos el mayor apagón registrado en la Península Ibérica. Un gran apagón que afectó también a Francia y otros países europeos. ¿Qué significa esto y qué sabemos hasta ahora de lo que ha ocasionado este apagón? ¿Qué hipótesis se manejan de lo ocurrido? ¿Cómo funciona el sistema eléctrico y cómo ha ocurrido este colapso general? ¿Cómo lo ha vivido la gente? ¿Y los profesionales que estuvieron en la primera línea? En Carne Cruda hablamos con expertos y expertas en el sistema energético, y analizamos lo ocurrido con periodistas y escuchamos a nuestros oyentes, a los barrios y a trabajadores en diferentes sectores para saber como lo han vivido. Nos acompañan entre otros, el experto en Energía del CSIC Antonio Turiel; el ingeniero aeronaútico Daniel Carralero, la psicóloga Marta Menéndez o el periodista económico Yago Álvarez.
Más información aquí: https://bit.ly/ApagonCC1504
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Y se fuera a luz.
Ayer se fue a la luz y nosotras, como la mayoría, nos fuimos a la calle.
Visitamos centros de salud, puertas de colegios, supermercados.
Acompañamos a quienes les quedaban unas cuantas horas para llegar a casa.
Y jugamos y brindamos en parque y terraza.
Todo el equipo.
Irene Valiente, ¿tú qué viste? En mi barrio, las vecinas ocuparon las calles y los bares.
Vecinas como Laura.
O sea, aquí nadie se conocía salvo en el momento del apagón.
De pedir información de tal y en barrios gentrificados el apagón ha ayudado mucho.
Que estamos tirando mucha tecnología y se nos olvida la parte comunitaria que existe.
Que es clave para que tú te sientas en casa, para que conoces.
Y por cierto, me contaba que una señora había dicho que esto era culpa de los comunistas.
Malditos comunistas.
Decía que estaba sentada con desconocidos.
Sí, la principal culpable era Lucía, que había aterrizado a las once y media desde Argentina y consiguió encontrarse con su amiga, pero por los pelos.
Ella llegaba a la una a mi puerta y yo no tenía señal.
Bajé y me puse a esperarla y ahí los conocí.
Mientras la esperaba.
Y de repente vi que llegó a la puerta y todos ¡Lucía! Porque ella se llama Lucía y festejamos que había llegado.
Y en medio de ese festejo fue como se acabaron juntando cinco personas que no se conocían entre sí a hablar de la vida entre cervezas.
Porque se fue la luz y también la sensación del paso del tiempo.
Como me dijo una profesora de la Universidad Pública que estaba ese día en huelga y había pasado la mañana entre piquetes y asambleas.
Y luego pues bueno, me he venido un poco a ver qué pasaba con las peques que nos las sacaban del cole y tal.
Y la verdad es que tengo que decir que yo he llegado como que venía del fin del mundo y me he encontrado aquí a mis colegas papis y mamis que estaban...
De hecho, yo también me encontré con profes que iban a la manifestación por la educación pública en Madrid convocada en Atocha a las seis de la tarde y a las que muchas acudieron a ver si se mantenía.
Y bueno, luego nos han contado que se pospone, pero que sigamos muy pendientes de esa lucha.
Ahí estaremos.
Y en el cole también había huelga, así que no tenían clase, pero sí pilló a muchos niños allí.
Bien, han tenido comedoras oscuras, es lo único, pero ha sido una aventura para ellos, vamos, que tenían cocina con gas, entonces ellos de verdad muy bien.
Y no parecían preocupados por no usar las tablets, de hecho tenían parque de sobra y me enseñaron algún juego nuevo con nada más que una cuerda.
Si Elia los lleva para acá, gana Elia, y si nosotros las llevamos para acá, ganamos nosotras.
Ese tira y afloja.
Yo lo vi en la plaza en la que viven las niñas y los perros, eran ayer los más felices sin duda.
Sí, porque a veces hasta tenían bandas sonoras.
Volvió la música y volvió la radio, sobre todo las colas para hacerse con una.
Ha llegado todo nuevo.
Si quieren ir al radio solo...
Yo tuve suerte y pude hacerme con un transistor en una tienda, pero Paz Galeana no tanta.
Ella lo intentó en la ferretería de la calle Fuencarral, que visitó de camino a su casa.
Bueno, radios yo porque tenía como 8 o 10, pero si hubiese tenido 500 o 1000, hubiese vendido todas.
¿Y qué le siguen pidiendo ahora? Ahora todavía, linternas, radios, lo que más.
Y pilas.
Lo que pasa es que ya todo está agotado.
También muchos hornos, textos portátiles de gala.
Ah, entonces tú también viste muchas colas para comprar radios y pilas.
Y además también ven turistas intentando sacar sus cosas de las consignas, los lockers famosos que están conectados a la red y por eso no los podían abrir.
También estaban intentando cambiar divisas.
¿Y dónde más viste colas? En los supermercados.
Esto fue una odisea.
La gente estaba comprando a lo loco y pusieron, de hecho, en un supermercado en concreto en Mercadona a un guardia para controlar a la gente.
Yo pregunté allí a dos chicas qué estaba pasando.
Estamos un poco en shock, un poco con miedo de lo que venimos de haber sufrido una pandemia hace poco.
Entonces es como que no entendemos nada y no tenemos qué comer y venimos a comprar para tener porque no sabemos qué está pasando.
Y además entraste en una gran superficie, un gran centro comercial.
Sí, entré para ver si estaban robando y me encontré con todo cerrado a menos la parte de comidas que tenía un grupo electrógeno propio.
Se podía pagar con tarjeta y allí tenían comida.
Tenían comida fría.
No quedaba otra.
Exacto.
Y pensando en frío, ¿a que no habríais pensado qué harían las heladerías? Pues yo sí.
Además tenemos allá como cuatro cámaras y todos esos están repletos de helados.
¿Y sabes qué han dicho? Que esto va para 10 horas aproximadamente.
Yo creo que los helados no van a aguantar.
No van a aguantar, ¿verdad? No.
Supermercados, tiendas, ferretería, en todos estos lugares vimos a gente acumulada, pero las peores colas se formaron en las paradas de autobús.
Tres horas desde Atocha hasta aquí.
Andrea, olea.
Sí, ayer vimos filas infinitas de personas que sufrieron un apagón mientras viajaban en el transporte público.
Aunque lo peor te lo encontraste, lo escuchábamos en Atocha.
Dos horas después de que se fuera la luz aún había mucha gente que se había quedado allí perdida sin saber qué hacer.
Gente como Carmen, que me contaba que algunos pasajeros entraron en pánico pensando que se trataba de un atentado.
O Marco, un turista de Texas que visitaba Madrid con su mujer, que iban a coger el tren de Barcelona y...
Se apagó la luz y estábamos ahí nomás esperando.
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