El gran viaje de la familia Panda

En las montañas boscosas de Japón, donde los cerezos florecen y el bambú crece alto y verde, vivía una familia de pandas. El padre se llamaba Hiroshi, un panda cariñoso y sabio, que siempre tenía un consejo y un abrazo para sus seres queridos. La madre era Aiko, fuerte y valiente, conocida por su determinación y coraje. Sus dos pequeños cachorros eran Yuki y Kenta, curiosos y juguetones, siempre listos para una nueva aventura.

Cada día la familia exploraba el bosque mágico donde vivían. Los árboles susurraban canciones antiguas y las flores brillaban con colores que cambiaban con el sol. Hiroshi les enseñaba a sus hijos sobre las estrellas y las leyendas del bosque, mientras Aiko les mostraba cómo trepar a los árboles más altos y cruzar los ríos más rápidos. Un día, mientras Yuki y Kenta competían para ver quién podía saltar más lejos, escucharon un sonido extraño.

Era un ruido fuerte y constante, como un trueno lejano que no cesaba. Yuki preguntó con los ojos muy abiertos. ¿Qué es eso? Aiko pronunció el ceño y dijo con determinación. ¡Vamos a averiguarlo! Hiroshi asintió, abrazando a sus cachorros para tranquilizarlos. No se preocupen, encontraremos una solución juntos, les dijo con una sonrisa calmante. La familia avanzó con cautela hasta llegar al borde del bosque, donde vieron máquinas gigantes que nunca antes habían visto.

Eran grúas y excavadoras manejadas por humanos con cascos amarillos y chalecos anaranjados. Van a construir una carretera justo aquí, dijo con tristeza el búho viejo, que había volado hasta una rama cercana. Nuestro hogar está en peligro. Aiko apretó sus puños con determinación. No podemos permitir que destruyan nuestro hogar, debemos hacer algo.

Así es, agregó Hiroshi suavemente. Pero debemos pensar con sabiduría y actuar con amor. Tal vez podamos encontrar una manera de hacer que los humanos comprendan.

Los animales del bosque se reunieron esa noche en un claro iluminado por luciérnagas. Todos estaban preocupados. El conejo Usagi, la rana Kaeru, e incluso el tímido erizo Arimezumi. Hablaron y hablaron, pero no encontraron solución. Entonces Kenta dio un paso al frente.

¿Y si hablamos con los humanos? Quizás si le mostramos cuánto significa este bosque para todos nosotros, cambiarán de opinión. Los demás animales dudaron. Los humanos no entienden nuestro lenguaje, dijo Shika la cierva con pesar. Pero Yuki tuvo una idea.

Conozco una criatura que puede ayudarnos. La dragona de los sueños. Vive en la montaña más alta y puede comunicarse con cualquier ser. Aiko sonrió con orgullo a su hijo.

Es una idea valiente, Yuki. Partiremos al amanecer.

Al día siguiente, la familia panda se despidió de todos sus amigos y amigas, y comenzó su travesía. Aiko lideraba el camino, abriendo senderos y protegiendo a su familia de cualquier peligro. Hiroshi caminaba a su lado, contando historias para mantener el ánimo alto y ofreciendo siempre palabras de aliento para todos.

Cruzaron ríos caudalosos, saltando sobre piedras resbaladizas. Escalaron colinas.