

Description of Granada, último bastión islámico
Al emirato nazarí de Granada ya le dedicamos dos capítulos en La ContraHistoria, de la mano de Carmen Vallecillo, hace unos años, uno en el que abordamos el emirato propiamente dicho y otro en el que estudiamos con detalle la Alhambra. Pero esta ciudad nos gusta mucho así que hoy desde las mismas puertas de Granada, vamos a retomarlo donde lo dejamos en aquellas dos ocasiones.
El emirato nazarí de Granada surgió tras la implosión del califato de Córdoba y la conquista castellana del Valle del Guadalquivir. Su fundación se remonta a 1238, cuando el sultán de Arjona Mohamed Ben-Nazar, se adueñó de Granada y estableció una dinastía. La creación del nuevo Estado se debió gracias a la habilidad de Mohamed para navegar en las aguas turbulentas de aquella época. Sabedor de que los castellanos se habían fortalecido mucho tras las campañas de Fernando III, decidió llegar a un acuerdo con ellos. Consiguió que le reconociesen el estatus de reino vasallo a cambio de que pagasen unos tributos anuales. Esta estrategia la mantuvieron en mayor o menor medida todos sus sucesores, lo que permitió que los nazaríes consolidasen y expandiesen su poder hasta que, ya a finales del siglo XV, los Reyes Católicos se decidieron por eliminarlo en una guerra que duró diez años y que culminó con la toma de Granada del 2 de enero de 1492.
Los historiadores llevan siglos preguntándose cómo pudo mantenerse un pequeño emirato aislado frente a un vecino tan grande como Castilla que le rodeaba por todos sus flancos. La supervivencia del emirato durante casi 260 años se debió a una serie de factores. El primero fue su ubicación geográfica. El de Granada no era un reino tan pequeño como a menudo se cree. Ocupaba lo que hoy son las provincias de Granada, Málaga y Almería y estaba custodiado por formidables cadenas montañosas que permitían defenderse con facilidad de las las incursiones enemigas. Gozaba además de una larga fachada costera de más de 500 kilómetros en la que había dos puertos importantes, el de Málaga y el de Almería, que les permitían participar de importantes rutas comerciales. Sus gobernantes se convirtieron en maestros en el arte de mantener un equilibrio de poder con los castellanos. Pagaban puntualmente los tributos que les exigían y buscaban siempre estar a buenas con ellos. Se aprovecharon también de los problemas internos que de tanto en tanto afectaban a la corona castellana.
La economía granadina fue también un pilar de su longevidad. La agricultura de la vega del Genil era muy productiva, los campos estaban bien trabajados, la artesanía funcionaba y la capital se convirtió en un emporio sedero. Los vínculos políticos y culturales que unían al emirato con África también jugaron a su favor. Esa prosperidad es visible en sus expresiones artísticas. Durante los dos siglos largos de existencia de este peculiar reino floreció la cultura y el arte. Quizá su mejor exponente, pero no el único, es la Alhambra, toda una ciudad palaciega que durante siglos ha provocado admiración por su belleza y grandiosidad.
Durante todo este tiempo hubo pequeñas guerras y escaramuzas en las que los castellanos fueron poco a poco privando de plazas fronterizas al emir. Perdieron el acceso al estrecho de Gibraltar y algunas comarcas ricas como la de Antequera. Pero no sería hasta la llegada al trono de Isabel la Católica cuando la presión castellana fue a más. Isabel y su esposo, Fernando de Aragón, querían culminar la reconquista y en 1482 declararon la última y definitiva guerra a los nazaríes. En 1487 cayó Málaga, dos años después lo hicieron Baza y Almería. La capital quedó expuesta a un prolongado sitio para el que se levantó esta ciudad de Santa Fe, lugar donde nos ha convocado Ibercaja Banca Privada a Alberto Garín, a José Soto Chica y a mi. A lo largo de la próxima hora hablaremos de este fastuoso emirato granadino y de cómo se las apañó para ser el último bastión islámico en la península ibérica.
Bibliografía:
"El emirato nazarí de Granada" de Antonio Peláez Rovira - https://amzn.to/3bWiqxf
"Historia de Granada" de Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz - https://amzn.to/3bDCLXO
“Historia de los reyes de la Alhambra” de Ibn al-Jatib - https://amzn.to/3MXQGYM
"La guerra de Granada" de Miguel Ángel Ladero Quesada - https://amzn.to/3GS74sg
"Las guerras de Granada" de Luis Suárez - https://amzn.to/3nZ8gkJ
· Canal de Telegram: https://t.me/lacontracronica
· “Contra la Revolución Francesa”… https://amzn.to/4aF0LpZ
· “Hispanos. Breve historia de los pueblos de habla hispana”… https://amzn.to/428js1G
· “La ContraHistoria de España. Auge, caída y vuelta a empezar de un país en 28 episodios”… https://amzn.to/3kXcZ6i
· “Lutero, Calvino y Trento, la Reforma que no fue”… https://amzn.to/3shKOlK
· “La ContraHistoria del comunismo”… https://amzn.to/39QP2KE
#FernandoDiazVillanueva #granada #alandalus
¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/298566
This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.
LA CONTRAHISTORIA
Un programa presentado y dirigido por Fernando Díaz Villanueva
Al emirato nazarí de Granada ya le dedicamos dos capítulos en La Contrahistoria de la
mano de Carmen Vallecillo hace unos años. Uno en el que abordamos el emirato propiamente
dicho y otro en el que estudiamos con detalle la Alhambra. Pero esta ciudad nos gusta mucho,
así que hoy desde las mismas puertas de Granada vamos a retomarlo donde lo dejamos en aquellas
dos ocasiones. El emirato nazarí de Granada surgió tras
la implosión del califato de Córdoba y la conquista castellana del Valle del Guadalquivir.
Su fundación se remonta al año 1238, cuando el sultán de Arjona, Mohamed ben Nazar, se
adueñó de Granada y estableció una dinastía. La creación del nuevo estado se debió a la
habilidad de Mohamed para navegar en las aguas turbulentas de aquella época. Sabedor de
que los castellanos se habían fortalecido mucho tras las campañas de Fernando III, decidió
llegar a un acuerdo con ellos. Consiguió que le reconociesen el estatus de reino vasallo
a cambio de que le pagasen unos tributos anuales. Esa estrategia la mantuvieron en mayor o menor
medida todos sus sucesores, lo que permitió que los nazaríes consolidasen y expandiesen
su poder hasta que a finales del siglo XV los reyes católicos se decidieron por eliminarlo
en una guerra que duró diez años y que culminó con la toma de Granada el 2 de enero de 1492.
Los historiadores llevan siglos preguntándose cómo pudo mantenerse un pequeño emirato
aislado frente a un vecino tan grande como Castilla, un vecino que le rodeaba por todos
sus flancos. La supervivencia del emirato durante casi 260 años se debió a una serie
de factores. El primero fue su ubicación geográfica. El de Granada no era un reino
tan pequeño. Ocupaba lo que hoy son las provincias de Granada, Málaga y Elmería, y estaba custodiado
por formidables cadenas montañosas que permitían defenderse con facilidad de las incursiones
enemigas. Gozaba, además, de una larga fachada costera de más de 500 kilómetros
en la que había dos puertos importantes, el de Málaga y el de Elmería, que les permitían
formar parte de importantes rutas comerciales. Sus gobernantes, los de la dinastía nazarí,
se convirtieron en maestros en el arte de mantener un equilibrio de poder con los castellanos.
Pagaban puntualmente los tributos que les exigían y buscaban siempre estar a buenas
con ellos. Se aprovecharon también de los problemas internos que de tanto en tanto afectaban
a la corona castellana. La economía granadina fue también un pilar
de su longevidad. La agricultura de la Vega del Genil era muy productiva. Los campos estaban
bien trabajados, la artesanía funcionaba y la capital se convirtió en un emporio sedero.
Los vínculos políticos y culturales que unían al Emirato con África también jugaron
a su favor. Esa prosperidad es visible en sus expresiones artísticas. Durante los dos
siglos largos de existencia de este peculiar reino, floreció la cultura y el arte. Quizás
su mejor exponente, pero no el único, es la Alhambra, toda una ciudad palaciega que
durante siglos ha provocado admiración por su belleza y grandiosidad.
Durante todo este tiempo hubo pequeñas guerras y escaramuzas en las que los castellanos fueron
poco a poco privando de plazas fronterizas al Emir. Perdieron el acceso al estrecho
de Gibraltar y algunas comarcas ricas, como la de Antequera. Pero no sería hasta la llegada
al truno de Isabel la Católica cuando la presión castellana fue a más. Isabel y su
esposo, Fernando de Aragón, querían culminar la reconquista y en 1482 declararon la última y
definitiva guerra a los nazaríes. En 1487 cayó Málaga, dos años después lo hicieron Baza y
Almería. La capital quedó expuesta a un prolongado sitio para el que se levantó esta
misma ciudad de Santa Fe, donde nos ha convocado Ibarcaja, banca privada, a Alberto Garín,
a José Sotochica y a mí. A lo largo de la próxima hora hablaremos de este fastuoso
emirato granadino y, sobre todo, de cómo se las apañó para ser el último bastión islámico en
la península ibérica. Bienvenidos a la Contrahistoria a todos los que estáis aquí. Lo que acabamos de
ver, ver y escuchar es la introducción de este programa en la que yo habitualmente lo que hago
es simplemente... Uy, se nos está acoplando algo por aquí. Simplemente expongo de qué vamos a hablar
en tres o cuatro minutos para tratar de enganchar ya al oyente, en este caso al espectador, porque
se está grabando también en vídeo. Empecé a hacer Contrahistorias y Contracrónicas en vídeo hace
poco más de un mes y, bueno, parece ser que se reciben bien por parte de la audiencia. Bien,
tengo a José Sotochica, que está a mi izquierda, y a Alberto Garín, que está a mi derecha. José
es de Santa Fe, un santaferino, es el gentilicio de esta ciudad, que yo lo desconocía, así que ayer
en Madrid me puse a buscarlo. Dije, ¿cómo se llaman los de Santa Fe? ¿Santafesino? No lo sabía,
me enteré que era santaferino. Bueno, pues él es santaferino. Nos comíamos un pionono hace un
ratito ahí fuera, en Islam, y le he preguntado, oye, ¿pero tú eres de aquí de siempre? Y me dice,
tan de siempre como que un soto llegó como a la Bardero Real en 1492.