
Greenpeace España | Voces por una Causa con Julia Navarro

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Esta semana, en el podcast de Voces por una Causa, la escritora Julia Navarro conversa con Pedro Zorrilla, portavoz de cambio climático y combustibles fósiles de Greenpeace España. Con él, abordamos los retos y desafíos de la lucha contra el cambio climático, los acuerdos alcanzados en la última cumbre anual del Clima y la salida de Estados Unidos del Acuerdo del Clima de París.
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Voces por una causa. El podcast de Entreculturas con Julia Navarro.
Hola, soy Julia Navarro y les doy la bienvenida a Voces por una Causa, el podcast semanal de Entreculturas. Y hoy vamos a hablar con una persona, la verdad que muy interesante, con Pedro Zorrilla Mirás, portavoz del cambio climático en combustibles fósiles de Greenpeace en España. Hola, Pedro. Hola, buenos días. Bueno, vamos a intentar profundizar sobre los acuerdos alcanzados en la última cumbre anual del clima y la salida de Estados Unidos del acuerdo de París, que son dos asuntos importantes.
Les voy a contar algo de Pedro Zorrilla. Es doctor en ecología y medioambiente, licenciado en ciencias ambientales por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido investigador en ciencias de la sostenibilidad y consultor ambiental durante varios años. Y ahora es el responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace España. ¿Me dejo algo? No, muy bien. Gracias. Si hay más, añádelo. Bueno, hay más.
Pues añade, añade. Los años añaden experiencia, pero vamos, no es el resumen. Bueno, pues por ejemplo, he tenido experiencias de campo en México, en Perú y en Mozambique, que me han dado una perspectiva adicional, que no venía en ese resumen, y que tiene mucha relación con el cambio climático, porque unos de los, vamos, de las personas que más están sufriendo los efectos del cambio climático ya son pequeños agricultores y agricultoras de estos países.
Todos los años, las cumbres del clima, pues se ocupan los titulares de los informativos, de radios, periódicos, televisiones. El resto del año nos olvidamos y es verdad que los medios pues quitan ese foco sobre el problema del cambio climático y del medio ambiente. Y en la última COP, la última cumbre del clima, que se celebró en Bakú en noviembre del año pasado, se alcanzaron acuerdos importantes. ¿Para ti cuáles fueron? Para mí hubo tres, tres que resumen la cumbre y ninguno de ellos nos gustó mucho a Greenpeace.
Por una parte, se aprobaron mecanismos para que funcionen mercados de carbono, que es una herramienta que a nosotros no nos convence, porque en lo que se basa es que una empresa o un país puede acordar seguir emitiendo a cambio de que esas emisiones que está haciendo se supone que se van a absorber en otra parte del mundo, a cambio de pagar al gobierno de esa zona para que conserve esos bosques o esos espacios naturales. ¿Y eso no debería estar prohibido? Eso debería estar prohibido porque sólo sirve para hacernos trampas.
Claro, es que es una trampa, es que es una trampa. Porque se sigue permitiendo emitir y no hay ninguna garantía de que ese carbono que se pretende mantener en espacios naturales vaya a seguir allí durante 20, 30, 50 años o para siempre. Hasta ahora no había un mecanismo aprobado de forma internacional y entonces se estaban empezando a hacer acuerdos de ese estilo sin el acuerdo de todos los países.
Y a partir de ese año en Bakú se aprobaron algunas normas para intentar que los mecanismos funcionen de forma rigurosa. Lo que pasa es que ya sabemos que las empresas siempre aprovechan las grietas que quedan para conseguir hacerlo mal. ¿A las empresas de los países? Sí. Este fue uno de los acuerdos. Otro de los acuerdos o de los no acuerdos más bien fue sobre uno de los temas más importantes que es la reducción de emisiones.
El año anterior en Dubái se había aprobado, todos los países acordaron que necesitamos abandonar los combustibles fósiles, que es una de las principales medidas que necesitamos. Y en Bakú al año siguiente se supone que se tenía que llegar a algún acuerdo para concretar pasos hacia ese abandono y no se dio ningún paso.
Aquí se notó mucho la presión de países con intereses en los combustibles fósiles y