

Description of Guayota
Un arqueólogo descubre unas ancestrales ruinas en los alrededores del volcán del Teide, donde descubrirá terribles verdades sobre el origen de la raza humana y conocerá inenarrables horrores cuya antigüedad se pierde en los eones.
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Buenas noches, incauto oyente.
Acabas de cruzar una puerta que tal vez no deberías haber cruzado jamás.
No obstante, sé bienvenido a los oscuros y primigenios parajes literarios de...
NUEVOS MITOS DE TI.
Era el 26 de julio de 2052.
Pese a que el mundo estaba inmerso en la Tercera Guerra Mundial que enfrentaba la Alianza Oriental, liderada por China, contra la Liga Occidental, a las órdenes de Estados Unidos, nada desviaba la atención de Yeray.
El arqueólogo limpiaba con la brocha de fósforo y bronce el polvo de la roca que acababa de pulir mediante el punzón.
Era una estructura lítica que abría una reddeja dentro del Teide, en uno de los laterales de la Gran Montaña.
Aquella grieta era bastante ancha y muy alta, permitiendo de sobra el paso de un hombre.
Lo que más extrañaba a Yeray no era que hubiese una abertura en la pared de piedra montañosa, pues muchos huanches habían vivido en cuevas naturales y no era raro encontrar concavidades en las montañas, sino que la grieta era artificial, producto del trabajo.
Se veía claramente por su forma rectangular y los bajos relieves tallados.
Parecía una especie de puerta abierta en la corteza del Teide que era la entrada a una perforación de sus entrañas.
Aquel descubrimiento tenía absolutamente fascinado a Yeray, puesto que lo que fuese que se encontrase tras la artificial fisura era antiguo.
Muy antiguo.
Antes de llegar a esa especie de portal tallado en la piedra, Yeray y su equipo tuvieron que quitar varias capas de basalto de distinta antigüedad.
La última, que estaba en contacto directo con la puerta y sus bajos relieves, estaba del plioceno zancliense y, por lo tanto, tenía más de 5 millones de años.
Este hallazgo planteaba diversas preguntas de gran trascendencia.
En primer lugar, era evidente que quienes hubiesen tallado esa puerta eran anteriores a los huanches.
Se sabe que el pueblo huanche llegó a Tenerife en el siglo VI a.C., provenientes de la zona del Magreb.
El estudio genético, no obstante, reveló que hay un haplogrupo, que se denominó U6B1, distinto.
Es decir, los huanches son una mezcla entre inmigrantes del norte de África y algún otro grupo que probablemente ya estaba en la isla cuando llegaron los bereberes.
Probablemente estaban a punto de conocer unas ruinas de esa civilización.
Mas esa no era la cuestión más importante.
Los bajos relieves de la puerta indicaban un grado de refinamiento artístico muy avanzado y, por lo tanto, una cultura compleja y relativamente desarrollada, lo cual tiene unas implicaciones totalmente revolucionarias para la historia de la evolución humana.
El Plioceno es la época en la que aparece el Australopithecus, nuestro primer antepasado homínido, el que se hirguió en posición bípeda.
Supuestamente, con él empezó nuestro itinerario evolutivo hasta el Homo sapiens.
Pero el hallazgo al que estaban a punto de penetrar contaba otra historia.
Al mismo tiempo que el ancestro lejano del Homo sapiens empezaba a andar sobre dos piernas, una civilización coetánea había abierto una grieta en el Teide y la había adornado con bajos relieves perfectamente tallados.
De hecho, aquel portón podría haber sido creado mucho antes de que la capa de basalto resultante de una antiguísima explosión del volcán lo sellase.
Sin duda, ese hallazgo podría causar un terremoto devastador en el mundo académico y en la misma percepción que la humanidad tenía sobre la historia de la evolución de su especie, la cual debería ser reescrita.
No obstante, Geray y sus hombres no podían anunciar absolutamente nada de su estudio arqueológico.
El equipo, formado por apenas 20 operarios y Geray, el director, había firmado un estricto contrato de confidencialidad con la Universidad.




















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