Guillermo del Toro vs. La Concha de Oro de Alauda Ruiz de Azúa

Buenos días a ti Javier y a todos los oyentes del aullido más valiente de la radio, en La Boca del Lobo, en esta ocasión desde el canal Dbox Cine y Libertad te hablamos de la cartelera de la semana. No te olvides del regalo ideal para esta primavera, la fe, la ética y los valores de los superhéroes, un libro perfecto para dar la batalla cultural con una sonrisa.

Guillermo del Toro forma parte de una gran generación de cineastas mexicanos que nos ha cautivado a todos. ¿Quién nos acuerda, por ejemplo, de Alfonso Cuarón, un cineasta que me encanta? También nos acordamos de las películas de Iñarritu, del Antonio Peláez mexicano. La verdad es que la remesa de autores de esa época o directores de ese lugar del mundo es impresionante. El caso es que Guillermo del Toro tiene dos facetas. Una, cuando su cine fantástico no tiene ideología política, como ocurría con Hellboy, que es una historia maravillosa de superhéroes, en la que un diablo porta un rosario para no caer en el lado del mal.

Y otra, la visión que dio, por ejemplo, del laberinto del fauno, una visión política del cine fantástico que nos sacó a todos un poquito de la historia.

El caso es que la revista Fotogramas nos invita a conocer detalles de una fabulosa entrevista entre Juan Antonio Bayona y Alfonso Cuarón, pues Bayona recibió el empujón importante de del Toro para convertirse en uno de los mejores cineastas de nuestro cine, que además es un cineasta que nos ofrece buenas historias fantásticas, pero con un fondo humano muy bueno y sobre todo sin ideología política, algo que se agradece.

El caso es que en esta ocasión Guillermo del Toro es entrevistado por Bayona porque nos va a hablar del mito de Prometeo, de lo que significa jugar a ser dioses, ya que va a hablar de ese fabuloso relato de Mary Shelley como es Frankenstein. El caso es que las declaraciones de este señor nos parecen muy jugosas y nos ayudan a entender qué nos vamos a encontrar en esta historia.

Está en las antípodas de mi estilo, pero coincidimos en temas. Para mí la esperanza está en aceptar la desesperanza y la perfección está en aceptar la imperfección. Se puede vivir, sí, de la vida, que no exige un resultado sino un transcurrir. Y a la imperfección se le permite ir de la mano con el ser humano. Yo creo que la gran belleza del acto humano es la contradicción, la paradoja. Todos somos santos e hijos de puntos suspensivos el mismo día tres, cuatro o cinco veces. Estamos constantemente pasando de un espacio a otro.

Hay que decir que con respecto a la película de Frankenstein la criatura coexiste en el espejo con Víctor e incluso al final surge de detrás de uno porque básicamente son la misma persona. Hay un romance entre Víctor y Elisabeth porque él cree que Elisabeth es un reflejo suyo que se le parece y Elisabeth encuentra en la criatura un reflejo de ella.

Cuando me preguntan cómo escojo a los actores siempre digo que escojo por los ojos. Yo hago un casting a los ojos de los actores. Si en Oscar Isaac veo dolor y genio eso es perfecto para Víctor y en Elisabeth, es decir, Mía Goz veo curiosidad y trascendencia y un toquecillo de no pertenecer a la sociedad.

Por ejemplo, en Jacob Elordi veo una inocencia, un dolor y una pureza.

Y luego hay un observador que es la cámara. La verdad es que esta reflexión de este señor invita desde luego a ver esta película independientemente de que te guste o no la historia de Frankenstein.

El cine de cuota española es menos cuota que nunca pero de verdad de la buena de la mano de Alauda Ruiz de Azúa que ha ganado la concha de oro en el festival de San Sebastián por la película Los Domingos. Una película respetuosa con las creencias de las personas a pesar de que