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Historia de los coches Volvo: De icono sueco a tesoro chino

Historia de los coches Volvo: De icono sueco a tesoro chino

10/5/2025 · 19:46
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Un miembro del canal me dijo: “Tanto hablar de Saab y se os olvida Volvo” ¡Y tenía toda la razón! Si a una persona, aficionada o no, le pronuncias “Volvo”, piensan en Suecia, en seguridad y, probablemente, en un coche familiar cuadrado y robusto. Esta es la historia de una marca que convirtió la seguridad en su religión pero también fabricó coupés deportivos y que acabó teniendo los ojos rasgados… ¿se puede hablar de “final feliz”?

La historia de muchas marcas comienza en un taller de coches, pero la de Volvo no. En Gotemburgo, Suecia, esta erradicada la empresa SKF era uno de los mayores fabricantes del mundo de rodamientos. Y dos de sus empleados, el economista Assar Gabrielsson y el ingeniero Gustaf Larson, compartían una pasión: los automóviles. La leyenda cuenta que sellaron su acuerdo en una cena en agosto de 1924, en el restaurante Sturehof de Estocolmo, comiendo cigalas.

El 14 de abril de 1927, el primer Volvo salió de la fábrica. Era el ÖV 4, apodado "Jakob", un descapotable con un motor de 4 cilindros y 28 CV. Como en toda buena historia, el debut tuvo un problemilla.

Hablar de Volvo es hablar de seguridad con propuestas concretos. Otras marcas en los años 40 y 50 se centraban en la potencia las prestaciones, pero Volvo ya pensaba en cómo sobrevivir a un accidente. En 1944, su modelo PV444 ya introdujo una jaula de seguridad y el parabrisas de vidrio laminado. En los 50, experimentaron con salpicaderos acolchados. Pero el momento que cambió todo el mundo del automóvil, llegó en 1959.

Volvo contrató al ingeniero Nils Bohlin, que antes había diseñado asientos eyectables para aviones de combate en Saab. Sabía cómo mantener a un humano atado y a salvo. En menos de un año, Bohlin desarrolló y patentó el cinturón de seguridad de tres puntos de anclaje.

Y aquí es donde Volvo hizo algo impensable. Tenían la patente de uno de los mayores inventos en la historia del automóvil. Podrían haber intentados cubrirse de oro, pero no, la liberaron. Dejaron que cualquier fabricante del mundo la usara, gratis. Entendieron que era un avance demasiado importante para la vida humana como para guardárselo.

¿Y las carreras? En los 80, Volvo cogió su sedán 240, con la aerodinámica de una nevera, le metió un turbo descomunal y lo apodó "El Ladrillo Volador". Ganó el Campeonato Europeo de Turismos en 1985, humillando a BMW y Jaguar. Pero la locura definitiva llegó en 1994, en el Campeonato Británico de Turismos.

A finales del siglo XX, los fabricantes independientes como Volvo lo tenían difícil. Tras un intento de fusión fallido con Renault, Volvo acabó buscando un socio más grande. En 1999, Ford compró la división de coches de Volvo por 6.450 millones de dólares. Volvo pasó a formar parte del Premier Automotive Group de Ford, junto a Jaguar, Land Rover y Aston Martin…

Desde donde nadie lo esperaba, llegó una oferta. Venía de China. De un fabricante relativamente desconocido llamado Geely. El pánico se apoderó de Suecia. ¿Una empresa china comprando el símbolo de la ingeniería sueca? Muchos vaticinaron el fin de Volvo, como ya había sucedido con Saab, pensando que robarían su tecnología y la calidad caería en picado.

Pero el fundador de Geely, Li Shufu, era un admirador profundo de Volvo. En 2010, la venta se completó por 1.800 millones de dólares. Y Li Shufu cumplió su palabra. Geely hizo lo más inteligente que podía hacer: puso una cantidad ingente de dinero sobre la mesa y se apartó. Le dieron a Volvo la financiación y la independencia casi total para investigar y desarrollar. Liberaron al tigre.

El resultado fue el renacimiento de Volvo. Con la inversión china, los ingenieros suecos desarrollaron desde cero dos nuevas plataformas modulares, SPA y CMA. Contrataron a un nuevo jefe de diseño, Thomas Ingenlath, que revolucionó la estética de la marca con señas de identidad como los faros en forma de "Martillo de Thor".

El primer fruto de esta nueva era, el XC90 de 2015, fue una declaración de intenciones: lujoso, tecnológico, minimalista y, por supuesto, el coche más seguro del mundo. Fue un éxito rotundo y marcó el camino para una gama que ha devuelto a Volvo a lo más alto del segmento premium, reforzando su identidad sueca y apostando ahora por la electrificación total con su submarca Polestar.

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Un miembro del canal me dijo, tanto hablar de Saab y se te olvida Volvo. Tenía toda la razón. Si a una persona, aficionada o no, le pronuncias Volvo, piensan en Suecia, en seguridad y, probablemente, en un coche familiar cuadrado y robusto. Esta es la historia de una marca que convirtió la seguridad en su religión, pero también fabricó coupés deportivos y que acabó teniendo los ojos rasgados. ¿Se puede hablar de final feliz? Bienvenidos a garaje hermético. Enciérrate con nosotros.

Lo que voy a decir os puede sorprender, porque la mayoría de vosotros que me seguís sabéis el cariño que tengo por la marca Saab, pero los Volvo me gustan mucho, a pesar de que son coches muy distintos a los Saab. ¿Por qué? Porque tienen algo que cada vez aprecio más, que es personalidad. Me diréis, bueno, Máximo, pero poco a poco la van perdiendo.

Lamentablemente, yo creo que casi todas las marcas van perdiendo personalidad.

En el consultorio hablamos de si Volvo hoy día es independiente o depende técnicamente en sus diseños de los chinos. Eso lo contamos en el consultorio, porque ya sabéis que en este canal nos gusta comenzar las historias por el principio y la historia de Volvo es muy interesante y tiene muchas cosas y curiosidades que contar.

Número 1. Los rodamientos. La historia de muchas marcas de coches comienza en un taller que más o menos se va agrandando, en fin, es una historia muy repetida, no es el caso de Volvo. Volvo nace porque en Gotemburgo, en Suecia, estaba erradicada, está erradicada todavía, una empresa se llama SKF, es famosísima, de rodamientos. Es, no voy a decir el mayor, pero de los mayores fabricantes del mundo. Y dos de sus empleados, uno economista que era Asar Gabrielsson y un ingeniero Gustav Larsson, compartían una pasión común, los automóviles. Nos vamos a la Suecia de los años 20, los coches eran un lujo y la mayoría venían importados de Estados Unidos y no estaban adaptados a los caminos, las carreteras que no eran muy buenas en Suecia y al clima.

Bueno y en ese momento pues Gabrielsson y Larsson vieron un hueco, un nicho de mercado, querían construir un coche sueco para los suecos, para Suecia. La leyenda cuenta que sellaron su acuerdo en una cena en agosto de 1924 en el restaurante que es muy famoso Sturehof de Estocolmo y ahí comiendo cigalas se les ocurrió la brillante idea. SKF, que era la empresa que los empleaba, bueno pues les gustó la idea hasta el punto que les apoyaron, también pensaron si hacen coches, los coches tienen muchos rodamientos y también va a ser un buen negocio para mí. Bueno, les apoyaron tanto que les cedieron una de sus filiares que tenía un nombre que consideraron que se adaptaba a la fabricación de coches que es Volvo. Volvo que viene del latín y significa literalmente yo ruedo, un nombre muy apropiado para los rodamientos pero también para una marca de coches.

El 14 de abril de 1927 el primer Volvo sale de fábrica, estamos hablando del OV4 apodado Jakob, un descapotable con motor de 4 cilindros y 28 caballos. Me hace gracia eso de coches adaptados al mercado sueco y hacen coches descapotables, pero bueno, como en toda una historia tienen que haber sucedidos, anécdotas o problemillas y este es el caso porque cuando sacó el coche de la cadena se metió el ingeniero, metió primero y arrancó, resulta que el coche se salió marcha atrás, habían montado el diferencial de al revés, un pequeño traspiés que solucionaron pero que hoy es una de las anécdotas digamos fundacionales de la marca. Ese primer Jakob seguía la filosofía de Volvo, que esta frase le voy a leer literalmente porque me gusta.

Los coches son conducidos por personas, por lo tanto el principio que debe guiar todo lo que hacemos es y debe seguir siendo la seguridad y no, no era marketing, era sencillamente una obsesión que tuvo Volvo desde su nacimiento por la seguridad. Capítulo 2, la religión de la seguridad. Hablar de Volvo es hablar de seguridad pero además con propuestas concretas porque otras marcas ya entramos en los años 40 y 50 pues se preocupaban de aumentar la potencia o las prestaciones pero Volvo no, Volvo ya pensaba en sus diseños de cómo podían sobrevivir los pasajeros del coche en caso de un accidente. En 1944 su modelo PV444 ya introdujo una jaula de seguridad, eran refuerzos a lo largo que rodeaban todo el habitáculo y el parabrisas de vidrio laminado. Aquí voy a hacer un pequeño, voy a explicar rápidamente, antes llevaban cristales que cuando se rompían pues los propios cristales en trozos muy grandes cortaban a las personas el parabrisas laminado.

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