La historia de las matronas 1: La Biblia - Las Fuentes de la vida

Estás escuchando La Biblioteca Perdida, un podcast de divulgación histórica hecho por y para amantes de la epopeya de la humanidad. Nuestro programa es semanal y está compuesto por diferentes secciones y temas. Esta que vas a escuchar es sólo una pieza más de las que componen cada entrega.

Te rogamos que tengas en cuenta que originalmente se emitió en un programa estructurado de anteriores temporadas, por eso las referencias de actualidad o cuestiones como sorteos están obsoletos.

Síguenos en iVoox así como en nuestra página web www.lavibliotecaperdida.info para estar al tanto de nuestras novedades. ¡Comienza la aventura! Las fuentes de la vida Saludos ilustres mochuelas, saludos gentiles mochuelos, gracias por acercaros de nuevo a este rincón de la biblioteca en el que pretendemos hablar de cuestiones no muy habituales en los programas de divulgación histórica. Y eso que los temas que pretendemos abordar aquí son, en realidad, los más importantes. Ya lo decía Helen Lovejoy en ese pozo infinito de sabiduría que son los Simpsons.

Pero es que nadie va a pensar en los niños.

Y si pensamos en las y los niños, qué mejor que ahondar en su origen. Y no, descuidar, que no vengo a hablaros de abejitas y de flores ni de semillitas. Si acaso, os hablaría de cigüeñas trayendo bebés al mundo desde París, pero como me temo que no son más que tierna ficción, hoy quiero poner en valor el papel de las verdaderas valedoras de que los partos lleguen a buen término, las matronas.

Mucho de lo que vamos a contar, no sólo en este, sino en otros cuantos futuros capítulos de esta sección, saldrá de un libro que tuve el buen instinto de agenciarme hace tiempo, cuando este espacio empezaba a asomar en mi pensamiento. Se trata de Historia de las Matronas en España, escrito por Dolores Ruiz Verdún y publicado por Guadalmazán el año pasado, en el 2022.

No se nos ocurriría nadie mejor que una matrona que es, además, historiadora, para abordar el asunto, y os avanzo que, si os interesa profundizar, merece mucho la pena.

El libro recoge también otras fuentes que nos ayudan a contextualizar el tan necesario arte, si me permitís la expresión, de traer criaturas al mundo. Que hay quien nos dirá que la naturaleza sabia y que el cuerpo de las mujeres ya sabe parir de serie, como el resto de mamíferos, vaya, pero bien sea porque somos ya demasiados seres sociales o porque el cerebro reptiliano ya no nos funciona del todo bien, la mayoría agradece los consejos y el buen hacer de una comadrona.

Más si cabe cuando hay complicaciones, claro está.

Y esto me hace recordar a cierta doctora que, durante la fase final del embarazo de mi compañera, nos comparó este proceso, el embarazo, con una infección de garganta, creo recordar, y tan ancha que se quedó la mujer. Y con esto no quiero criticar a todas las ginecólogas del mundo, Dios me libre, a fortuna a veces sonríe y otras veces te pone a gente no demasiado agradable en el camino, pero por ubicarnos, la verdad es que creo que jamás una matrona le diría algo así a una mujer embarazada. Pero volvamos a las fuentes, en todos los sentidos.

Un doctor del siglo XVIII, don Antonio Medina, publicó en 1750 una obra titulada Cartilla nueva, útil y necesaria para instruirse las matronas, que vulgarmente se llaman comadres, en el oficio de partear. Título rimbombante, amén de descriptivo, pero es que no hablamos de un tipo cualquiera, era nada menos que médico de los reales hospitales, de la familia real de la reina Nuestra Señora, y examinador del tribunal del protomedicato. Ahí es nada, con la mitad se rifarían a cualquier alinquedín. Pero vayamos al prólogo de este libro que, lógica mediante, apunta que el origen de este oficio es tan antiguo como el propio ser humano.

De estas, aunque no es fácil averiguar el origen, no se debe dudar que su necesidad tiene casi igual antigüedad a la del mundo. Comadres, parteras, madrinas, amas de parir, sabidoras y, por supuesto, matronas. Hasta su actual título de enfermeras especialistas en obstetricia y ginecología, son muchos los nombres que han recibido, pero eminentemente en femenino, porque lo de asistir a las parturientas ha sido cosa de mujeres durante milenios por diversas circunstancias en las que hoy no vamos a entrar. Como muestra un montón, en España, hasta la transición, la formación de matrona estaba vedada para los hombres. Pero claro, convendría recordar que las mujeres no pudieron estudiar casi ninguna otra rama vinculada a la medicina hasta hace cuatro días prácticamente. Con todo,