HISTORIAS DE VIDA Y MINA - EL ENTORNO DEL MONGE 03-10-25

Una y seis minutos de la tarde, entramos en esta última hora, cuarta hora del entorno del monje aquí en Mieres, en Radio Líder Mieres, y saludamos a Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco, que entramos en conexión con nuestras comunidades autónomas hermanas en esta cornisa cantábrica. Hoy en Historias de Vida y Mina, que siempre es muy agradable este espacio, porque es como dice el propio nombre, es la historia y la vida de toda la gente que pasó por la mina, y es un programa que patrocina el Montepío de la Minería.

Gracias al Montepío de la Minería tenemos ocasión de hacer este recorrido a través de la vida y de la historia de la mina aquí en las cuancas mineras y concretamente en Mieres. Hoy te contamos con Sigrid Pulgar. Buenas tardes, Sigrid.

Buenas tardes. ¿Qué tal, cómo estás? Bien, encantada de estar con vosotros. Es una mujer muy recatada porque ya según llegó me ha dicho, oye, yo con cinco minutos te doy lo suficiente y lo ventilamos rápido. No, vamos a hablar más cosas. ¿Tú cuándo llegaste a la mina, Sigrid? Llegué a la mina en noviembre del 2003. En noviembre del 2003, hace unos cuantos años. ¿Y qué te encontraste allí? Bueno, pues de momento la primera vez que entré en una mina no fue en los pozos donde yo trabajé, que iba a ir ya directo al Pozo Santiago y luego trabajé el Pozo San Antonio. Entré de visita en el Pozo Isotón.

¿De visita? Sí, el día antes de comenzar a trabajar en el pozo donde iba a ir ya...

¿Qué fuiste, a ver cómo era aquello antes de...? No, nos llevaron, después de reconocimiento médico, era una cosa que hacía UNOSA, la propia empresa, nos hacía una visita pero en un pozo distinto al que íbamos a trabajar. Entonces, llegamos allí, por primera vez nos pusimos el mono, nos pusimos los epis, el féncil, el casco, las botas, los guantes, todo. Y encontramos un señor de seguridad, vigilante de seguridad, que nos dijo, os voy a meter por lo peor para que cuando entréis en vuestros pozos digáis, ostres, pues no era tan malo. Entonces, nos metió por una rampa vertical, bajamos así, todo claro, con las medidas para los hombres, los brazos y las piernas de las mujeres, un poco más pequeños, andábamos en el aire casi.

Saltamos a un vagón, me acuerdo que estaba en galería y luego en ese vagón al suelo y a caminar kilómetros y kilómetros de galería. Y dije, bueno, pues si lo peor que hay es esto, reto superado. ¿Y era verdad que fuera peor? Sí, sí, sí, fue lo peor que encontramos en la minería. ¿Qué recuerdas de aquellos años cuando te metiste en la mina y viste lo que llegaste a ver? Tengo algunas anécdotas aquí que te comentaré después, pero primero quiero saber tu visión general de la mina. ¿Qué te encontraste allí? El primer día muy mala, la verdad, porque ya tenía tres nenos muy pequeños de un añín de tres y de cuatro y medio para cinco.

Y mi madre hubiera perdido a mi padre en la mina y decía, madre mía, ¿para dónde vas? Mira tú con lo… Además yo soy súper despistada, súper despistada. Vas a ir para un sitio que tienes que estar fijándote, cuatro ojos, mira a ver que va a ser toscuro, tan oscuro, no vas a ver nada más que por el foco. Yo ya hubiera entrado en el pozo, ya sabía lo que era. Digo, mamá, no te preocupes que ahora no hay como antes, ahora está todo más mecanizado y tal. Ya teníamos a mi hermano Adri que está aquí trabajando, ya teníamos a mi hermano Josman, a los mellizos.

Entonces, bueno, ellos dijeron, no siguis, vete. Vamos, si por algo tenías un poco de resquicio de dudar, ya nos decían ellos, vete para adentro que vas a estar muy bien. Y el primer recuerdo que tengo, yo un poco malo por ese día que lo hice pasar tan mal a mi madre, pero luego muy bien. La verdad que con los compañeros, ahí los y ahí los, porque no te voy a decir ni te voy a pintar que yo toco los de rosa, pero la mayoría de ellos nos acogieron desde el principio. Además que yo no fui la primera, claro, que los primeros en entrar seguramente lo pasaron un poco peor que yo.

Claro, las pioneras siempre lo pasan peor.

Eso es. Pero yo la verdad que después de él es mis compañeros, que estaban Sirle y María, que entraron las primeras, desde que agradecer también a Conchi, que gracias a que denunció en el Tribunal Constitucional pudimos entrar las mujeres en el interior de la mina, eso por supuesto. Pero bueno, las primeras que entraron pues lo pasaron un poco mal. Yo creo que por el desconocimiento también de adónde iban. También es, oye, muy importante, pero bueno yo la situación personal de ellas, que la cuente cada una, pero yo la mía, la verdad que muy buena.