Homenaje a don José Jiménez, un profesor de lengua con talento para cautivar

Queridos amigos de la radio como sabéis he estado firmando en la feria de madrid así que no puedes perderte mi libro la fe la ética y los valores de los superhéroes el libro ideal para dar la batalla cultural con una sonrisa fundación edelvives patrocina este espacio cultural el editorial el de esta semana no va a ser la habitual recomendación de una película de cine clásico o el análisis de una obra de la literatura universal y su relación con el cine sino que es un homenaje a uno de los mejores profesores que he conocido al nivel de un catedrático de universidad y al que mi hermana y yo admiramos por su talento y por su gran sentido del humor además de ser un maestro de la ironía pues hacíamos análisis sintácticos de sus relatos de detectives elaborados sobre la marcha y de hecho a mi hermana este señor le llamaba d'artagnan por una anécdota muy divertida una prueba de su cultura ha sido esta carta de despedida que me van a permitir que lea íntegramente porque en el colegio de los maristas de málaga también nos merecemos un maestro o un profesor como el señor keating oh mister chips que responde en este caso al nombre de don josé jiménez que nos animó a la lectura la búsqueda del conocimiento y al compañerismo y que en esta carta demuestra su vocación hacia la enseñanza queridísimos compañeros estamos en el final de la obra ante la insistencia de su escudero para que retome las hazañas caballerescas el ingenioso hidalgo simplemente responde no sancho ya no soy mas don quijote de la mancha yo soy hoy alonso quijano al que sus vecinos conocen como el bueno una vida acaba de cerrarse pues eso tenéis que saber que los nidos de antaño no quedan pájaros hogaño y que este que os saluda desde hoy no será más el sargento ni don josé será sencillamente josé jiménez al que sus paisanos llaman pepe el mauricio reto horno a ítaca pensé que me iba a resultar muy difícil despedirme de vosotros y me equivoqué sencillamente no es posible permaneceréis vivos en la memoria donde moriréis conmigo y desde donde os invocaré cuando necesite explicar a quien me lo solicite qué es la solidaridad la cercanía la entrega sin ganga o el afán por el trabajo bien hecho vosotros me lo habéis mostrado con vuestro amable trato y ejemplo en vano el tiempo limar las memorias entre todos los misterios de un fortísimo rosario de concordia cuyas cuentas mis dedos desgranarán tomándolas por almas modificadoras ahora créeme sé seguro que el más noble sentimiento que puede abrigar el hombre el que lo hace de verdad humano es el agradecimiento aquí está el mío en esta mano tendida gracias permitidme una expansión a que viejo no se le consiente una batallita cuando nos despedimos de un grupo como estoy haciendo ahora tendemos a olvidar que de lo que realmente nos despojamos es de un trabajo me cuesta mucho imaginarme mañana mismo ya sé sin impartir clase sin hallar frente a los míos otros ojos ilusionados que me exigen porque me espera es lo peor que llevo de tener que jubilarme supone renunciar a un trabajo que es o es vocacional o que se puede realizar no apague señor la luz que arde dentro de mí mismo la frustración acecha una clase es una liturgia cuyo misterio transformar un niño inerme en un adulto responsable se cumple por infusión de la palabra nutricia y del modelo constante de un maestro que no puede descuidar su entrega pero el alumno que no es un ser que sin un ser que está haciendo no posee conciencia de ello en su presente continuo educativo el profesor así está impelido a efectuar sin esperanza alguna de reconocimiento inmediato una tarea agotadora de entrega y educación continuas además sabe que no puede abandonar aunque le asalten las dudas la hipóstasis no se produciría y el misterio de vendría una estafa con víctimas el olivo que acabamos de plantar exige abono mimo cuidado colocación de tutores y poda correctiva son muchos años los que han de transcurrir para que ofrezca al fin su dulce néctar aun así el aplicado campesino que le entregó su vida está condenado a no distinguir nunca qué matiz gustativo del fruto adulto se deben verdad a sus manos quizás su recompensa como la nuestra sea el orgullo de haber trabajado con honradez vocación desde hoy me exilio a la humilde sencillez de mi huerto y de mi higuera ya sé que las verdaderas palabras las terribles palabras no son fortuna gloria ambición sino sosiego calma o serena contemplación procuraré conversar con los ojos que los libros son sabios amigos para seguir escuchando aquellos que me enseñan desde otros tiempos cuidar hasta la extenuación con amor a quienes me resultan imprescindibles y sobre todo buscar a integrarme en la naturaleza confundirme en su verdad no aprendida y llegado el día disolver en ella envuelto en tiniebla en fin me gustaría marcharme como esa humilde viejecita que abandona el templo sabedora de que su ausencia dentro del sagrado recinto será completa en cuánto se extingan las tres velas que con fe ha dejado encendidas ante la santa imagen de