Horror De La Noche Horror De La Noche La Noche martes 18-03-2025

Abre tu mente, respira profundo, permite el traslado dimensional de aquellos que ya han partido.

Estás a punto de ingresar al horror de la noche.

Señor Jesucristo, Redentor de los hombres, que en tu pasión quisiste soportar nuestros sufrimientos y aguantar nuestros dolores.

Te pedimos por el que está enfermo, tú que lo has redimido.

Aviva en él la esperanza de su salvación y conforta su cuerpo y su alma.

Tú que vives reinas por los siglos de los siglos.

Y así estamos llegando, estamos comenzando esto que usted conoce, es el horror de la noche.

Y por supuesto, invitándolos a que nos acompañen, a que se comuniquen, a que se reporten.

Ya saben, el teléfono es 449-918-1061.

Y pues les agradezco que estén ahí en frente de la bocina.

Y comenzamos después de hacerles la invitación, después de decirles que están cordialmente invitados, pues comenzamos.

Hace días hablábamos acerca de esos animales que para muchos son peligrosos, son ave de mal agüero, justamente, me refiero a las lechuzas.

Y estaba recordando un caso que le pasó a un amigo vigilante, el cual pues es, de cierto modo, es una persona de la cual, primero, no desconfío de su relato.

Porque, pues la verdad, no buscaba en su momento cuando lo platicó, los cinco minutos de fama.

Ah, sí, ya, el programa ya había nacido, el programa ya existía, ya estábamos al aire con esas historias.

Y pues me recuerdo, alguien ya había hablado de las lechuzas, alguien ya había hablado de lo peligroso, de la enorme peligrosidad de estas aves, ¿no? Y lo que le representan y etcétera, etcétera, etcétera.

Y me acuerdo que él me dice, oye, te voy a platicar algo que seguramente no vas a creer.

Mira, yo vivo en el Ojo Caliente 3, cuando llegamos ahí, pues en la casa donde vivía, vivían mis papás, y yo estaba construyendo en la parte de arriba mi casa.

En el mismo terreno, pero mi casa era, digamos, casa aparte, ¿no? El plan era hacer la casa separada de la de mis papás, entrada aparte, puerta, todo separado.

En su momento, pues estábamos apenas en construcción, y por ende, nos estábamos quedando en la planta baja.

Bueno, como sea, ¿no? Recién casados, dice, todavía no teníamos familia, y de pronto, un día de esos, empezamos a discutir, por lo que haya sido, por lo que ustedes quieran, que si fue la comida, que si fue la sal, que si fueron las tortillas o, no sé, la ropa, el planchado, el suavizante, lo que haya sido.

Total que, empieza la discusión entre ellos, pues la familia ni se metió en su problema, y ustedes lo arreglan.

La esposa, en medio de la discusión, y que no se calmaban, que no bajaban, digamos, las argumentaciones por parte de uno y del otro, es que tú, pero es que tú también, es que yo, pero es que mira, y total que no cesaban, quizá en un momento.