Horror De La Noche Horror De La Noche La Noche viernes 09-05-2025

Abre tu mente, respira profundo, permite el traslado dimensional de aquellos que ya han partido.

Estás a punto de ingresar al lobo de la noche.

Señor y Dios nuestro, que concediste a nuestro hermano mantenerse fiel a ti en su larga enfermedad y seguir el ejemplo de paciencia de tu hijo.

Concédele también alcanzar el premio de tu gloria. Por Cristo nuestro Señor.

Sean ustedes bienvenidos, esto ya es el horror de la noche.

Gracias por acompañarnos, gracias por sintonizarnos y les agradezco que estén ahí en frente de la bocina.

El teléfono es de ustedes, el centro de mensajes también es de ustedes.

Y el día de hoy me hicieron favor en el transcurso del día, porque él me dijo, yo solamente puedo mandarte mensajes en el día, ¿cómo le hago? Me preguntaba, le digo sencillo, mándamelos, los recibo y con todo gusto los tomo en cuenta.

Digámoslo, su serie, su serie de eventos, pues uno más de esa serie.

Hola Flavio, muy buenas noches, muy buenas noches tengan todos los reescuches.

Estos dos pequeños relatos son muy cortos, pero son lo que me ha sucedido a lo largo de mi vida.

Era una mañana, una mañana después de meses que se le había muerto el niño a mi tía.

Salimos, ella vendía pan, pan dulce, para esto tenía que ir a Zitácuaro a comprarlo y para traerlo a vender a las rancherías.

Fue una mañana, cuando salimos, siempre me pedía a mí que la acompañara, siempre la acompañaba a vender.

Salimos y nuestra casita estaba, pues a la orilla del pueblo.

Ahí pasaba, para ir al pueblo teníamos que pasar por un río, el río que atraviesa por la orilla del pueblo, pero del otro lado es donde está nuestra casa.

Teníamos que pasar a fuerzas por el río, el cual tenía un puente para poder cruzarlo, puente de madera y algunas piedras en unos, donde se desviaba un pequeño hilo de agua, había piedras para cruzar.

Pues el camión más temprano que salía de ahí del pueblo hacia Zitácuaro, salía a las cinco de la mañana exacta, lo prendía en el carro a las cuatro y media.

Entonces esa mañana me levantó mi tía y dice, vámonos hijos, ya prendieron el camión, porque hasta ya se escuchaba el ruido del camión, a pesar de que estaba a lejillos.

Bueno, a lo lejos se hacía como unos quince minutos de la casa al centro, al jardín, de donde salía el camión.

Entonces nos fuimos, salimos, pasamos cerca de la casa, bajamos por toda la madera y antes de llegar al río, bueno, estaba un canal, teníamos que pasar por el canal donde cargaban las milpas, todos los que siembran sus terrenos.

Pasamos, íbamos derecho, entonces a lo lejos estaba una mujer de blanco en el río.

En esa área la gente, las señoras bajaban a lavar, pero su horario de lavar, su ropa, era en la mañana pues de nueve, más bien desde la mañana, de nueve a la mañana, a cualquier hora, y en la tarde ya no más de las seis, cinco de la tarde, seis por muy tarde, no más tarde.

Y en esa área estaban las piedras que las usaba la gente como lavaderos, porque estaban anchitas.