Huertos que transforman vidas y ciudades (CONSUMA CRUDEZA #7)

Más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas, unas 4.300 millones de personas según la ONU, y la tendencia es que los urbanitas sigamos creciendo.

En 2050 seremos el 70% de la población mundial la que estará viviendo entre atascos y asfalto.

Y esto supone un reto, claro.

Hay que dar de comer a toda esa gente y hay que hacer algo más amable en este entorno urbano.

Así que la agricultura en la ciudad se ha convertido en una herramienta indispensable para impulsar cambios ecosociales.

Por eso hoy en Consuma Crudeza nos vamos al huerto, urbano, eso sí.

Vamos a conocer cómo los huertos pueden ser espacios transformadores de la mano de Coix Fernández Casadevante y su libro Huertopías, publicado en Capitán Swing, con el que conoceremos cómo la agricultura urbana puede transformar nuestras vidas en las ciudades, mientras también ayuda a transformar el entorno en el que vivimos.

En nuestra sección Y tú como produces tendremos a SOM Energía, la cooperativa de renovables con más éxito del Estado español y de Europa, que ya supone la alternativa de consumo energético de muchas personas, por ejemplo de servidora.

Además, hablaremos con un nuevo unicornio del consumo sostenible, en esta ocasión tenemos al actor y dramaturgo Alberto San Juan.

Nos va a contar cómo intenta consumir de manera consciente pese a su ajetreada vida laboral.

Y, por supuesto, habrá tiempo de nominar a los greenwashing, resolver dudas de consumo responsable y hacer recomendaciones para consumir más sosteniblemente.

Y cómo no, estará por aquí también nuestro golón del consumo consciente, queriendo saber más de todo.

Últimamente se está convirtiendo en todo un hortelano y está cultivando setas en su cuevita.

Soy Brenda Chávez, esto es Consuma Crudeza, venga, que ludale.

Nos vamos al huerto.

La agricultura urbana emerge a lo largo de la historia en periodos de crisis, reapareciendo cíclicamente como una forma de mancharse las manos de realidad, hacer algo por uno mismo y ganar autosuficiencia, combinar la producción de alimentos y el cultivo de relaciones sociales, dignificar lugares degradados y embellecer entornos hostiles, preocuparse por lo inmediato y recuperar el pensamiento a largo plazo, planificar y hacer sitio para los imprevistos.

No es un acto heroico, pero cuidar un huerto es una forma de asumir compromisos tangibles con un lugar, de responsabilizarnos de un fragmento del mundo.

Estamos escuchando un párrafo del comienzo del libro de Huerto Pías, un maravilloso compendio de historias inspiradoras de huertos comunitarios en todo tipo de barrios, con propósitos terapéuticos, también experiencias hortícolas en guerras, cárceles, campos de refugiados en azoteas, incluso en el espacio, así como otras iniciativas de jardines periurbanos, viñedos urbanos, bosques comestibles, una auténtica revelación de cómo la agricultura urbana puede contribuir a la transformación individual y colectiva.

Su autor es Coix Fernández Casadevante, experto internacional en soberanía alimentaria, activista del Movimiento Vecinal desde hace décadas, sociólogo con el foco siempre puesto en la transformación ecosocial y parte del equipo de la cooperativa Garúa.

Bienvenido, Coix.

Muchas gracias por invitarme.

Nos alegra mucho que estés aquí en el estudio.

Pues yo estoy encantado.

Coix, a ver, leer Huerto Pías es una gozada, da muy buen rollo, transmite alegría y esperanza.

Me ha recordado mucho al libro de Rebeca Solnit, Un paraíso en el infierno.

Es una comparación maravillosa, me pone por las nubes ya.

Es que nosotros somos muy fans de podcast de ese libro.

Y lo vemos, claro, por todo lo de las historias transformadoras.

Por eso nos ha parecido que había similitudes.

En tu caso tienes el huerto y la arquitectura urbana como protagonista.

¿Cómo surge la idea de escribir el libro y ese enfoque luminoso? Bueno, el libro surge en plena pandemia, es decir, que cuando ya se pasa la parte romántica del confinamiento y vemos que empiezan a emerger las redes de vecinales de ayuda mutua, gente con problemas, pues los huertos estaban cerrados y entonces, bueno, pues desde el huerto comunitario de mi barrio decidimos intentar conseguir un salvoconducto para poder ir a cosechar y donar esos alimentos a las redes vecinales.