II Certamen Cuentos del bosque oscuro 2025 - Ciencia ficción

La luna deslumbrante asoma entre los árboles. La oscuridad de la noche lo inunda a todo, y una tenue niebla comienza a aparecer. Adéntrate en el bosque, busca al árbol viejo, siéntate a su lado. Ponte cómodo, cierra los ojos y escucha la historia que traen hasta ti las criaturas de la noche.

Bienvenidos. Estos son los cuentos del bosque oscuro.

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Segundo certamen de poema micro relato y relato. Cuentos del bosque oscuro. Ciencia ficción.

Poema finalista.

Equivocación. De Libertad García Villada y Jesús Durán.

Tal vez cometí el error de la arrogancia, la prepotencia, la soberbia.

Tal vez no fui consciente de lo que ocurría, de las consecuencias.

Tal vez ahora que todos gritan y me señalan llorando aterrorizados por lo que se acerca, tal vez ahora me doy cuenta. Y entre los sonidos de las alarmas, mientras me conducen por pasillos de muros gruesos al interior de la tierra, recuerdo el instante en que pulsé el botón de los misiles sonriendo.

Ahora mi semblante es distinto. Tal vez reconozco lo que perdemos, que soy el artífice de la destrucción del planeta. Tal vez ahora me doy cuenta.

Poema ganador.

Primer contacto. De Rafael Sanz.

Si mañana encontrásemos con quién hablar, si nos hubiéramos sentado a descansar al borde de un cráter, y mientras observamos en silencio la planicia rojiza, apareciese una figura y se nos acercase curiosa, ¿cómo le explicaríamos quiénes somos? ¿Cómo le explicaríamos todas las decisiones irreflexiblemente adoptadas desde la célula eucariota y la extinción de los dinosaurios? ¿Cómo le explicaríamos el apéndice, el pulgar oponible y el motor de explosión? El largo camino desde que abandonamos el mar hasta que el mar nos siguió a la tierra.

¿Cómo le explicaríamos quiénes somos, o más difícil todavía, quiénes quisimos ser? Sí, aún existe la gravedad a cuya altura quisimos llegar y el planeta que fijó nuestra composición química. Pero el sol cuya luz decidimos aprender a ver, y la evolución fue insistente en inventar el ojo, nos ha traicionado.

Ni el agua que moldeó nuestra garganta, ni el aire que perfiló nuestros pulmones existen ya, y nuestra boca no encuentra ni las palabras ni el aliento para explicarlo.

Y aún así, ojalá mañana encontrásemos con quién hablar, ojalá en este atardecer azul encontrásemos quién nos ha enseñado.