La Ilíada Y La Odisea - La Manzana De La Discordia

El mar Egeo. Una inmensa flota surca las olas. Una flota como nadie ha visto antes, ni mortales
ni dioses. Lleva el ejército más grande jamás reunido, el ejército de los griegos. Se reúnen
los guerreros más formidables. Así como los reyes de toda Grecia. Aquiles, Ulises,
Agamenón, Menelao e incluso el viejo Néstor. Los escudos brillan bajo la deslumbrante luz
del sol. Ya se oye el terrible estruendo de la batalla. Este formidable ejército se dirige
hacia Troya, la ciudad de las altas murallas. Troya, la ciudad del rey Priamo, defendida
por sus dos hijos Héctor y París. París, el que hizo que todo sucediera. La voz de Zeus hace
temblar el Olimpo. Resuena en el palacio de los dioses, terrible, ensordecedora. Zeus exige saber
quién es el responsable de esta conflagración. Zeus es el dios de los dioses. Él manda a todos,
a los que son y a los que fueron. Hace mucho tiempo, al final de una terrible batalla que
duró años, aniquiló a los dioses rebeldes. Y todos aquellos que se creyeron más astutos que él,
ahora están encerrados en el Tártaro, la región más profunda del inframundo. Lo que más desea
entre todas las cosas es la paz. Tanto entre los hombres como entre los dioses. Zeus convoca a
todos los dioses del Olimpo. Son doce. Poseidón, su hermano mayor, gobierna los mares y océanos.
Su hijo Apolo es el dios de la luz. Su hija Atenea es la diosa de la astucia y la razón. Sus otros
hijos, Ares y Hermes, son respectivamente el dios de la guerra y el dios de los viajeros. Afrodita,
nacida de la espuma del mar y del cielo, es la diosa del amor y la voluptuosidad. Todos juraron
lealtad a Zeus. Todos temen su ira. Todos desafían su poder. Zeus está furioso. Empuña la égida,
la temible arma que desata truenos y relámpagos y aterroriza a mortales e inmortales. Examina a
cada dios.