Incindente del Automedon. Corsarios alemanes [Capítulos de Historia 282]

Buenas y bienvenidos a Superbia in Proelio, podcast dedicado a la historia militar e historia contemporánea. El 11 de noviembre de 1940 un vigía del crucero auxiliar alemán Atlantis ha visto un objetivo tentador, un carguero británico. Este Atlantis, que cazaba barcos aliados en el Índico, anteriormente había sido el carguero Goldenfels hasta que la Kriegsmarine lo había compartido en un barco Corsario en el puerto de Bremen. Aunque este Atlantis parecía un simple e inofensivo carguero, en realidad estaba fuertemente armado.

Varios cañones de 150 milímetros, cañones anteriores de calibre diverso y torpedos, todo esto ingeniosamente ocultos. El Corsario había zarpado de Alemania el 31 de marzo de 1940 y en estos meses ya había hundido o capturado 12 barcos. Buenas y bienvenidos a Superbia in Proelio. En este capítulo de historia vamos a hablar sobre el Corsario Atlantis y el incidente con el barco Automedon. Volviendo a nuestra historia, lo que este vigía había avistado era el Automedon, un buque de carga que había partido de Liverpool bajo la compañía británica Blue Fennel Line. Este barco se dirigía a Singapur transportando piezas de aviones, cigarrillos, alcohol y alimentos varios.

También llevaba a bordo un lote de sacas de correos guardadas bajo llave en la cámara corazada del barco que contenían documentos secretos del gobierno británico. Estos papeles eran considerados tan sensibles que la Armida Tadgo había asignado incluso un destacamento especial de seguridad al mando del capitán Norman Evans para protegerlo.

En caso de cualquier emergencia los guardias tenían órdenes de arrojar los documentos, ocultos como es dicho dentro de sacas postales, por la bomba. El capitán del Atlantis, Bernhard Rogge, ordenó acercarse al objetivo. Momentos después la tripulación cambió la bandera e hizo la bandera de la Chris Madine disparó un tiro de advertencia frente a la prueba del Automedon. El capitán británico H.L.

Ewan ignoró la advertencia y su operador de radio comenzó a transmitir una alerta de corsario. Rogge entonces ordenó abrir fuego. La primera salva de cañonazos de 150 milímetros del Atlantis destruyó por completo el puente y la sección central del carguero británico matando al capitán Ewan y a dos miembros de este equipo de seguridad.

Evans, el jefe de este destacamento de seguridad, quedó inconsciente en este suceso y el segundo oficial del Automedon Donald Stewart también perdió el conocimiento. Cuando este Stewart recobró el sentido se dio cuenta de que la llave de la cámara corazada se había perdido entre la confusión de la explosión. Las salvas también habían dejado inservible al carguero que se hundía poco a poco. Como era costumbre un destacamento alemán abordó el Automedon.

El jefe del grupo, el teniente comandante Ulrich Mohr ordenó a Stewart, el oficial británico de mayor rango en vivo, que lo acompañara en su registro. Stewart estaba obviamente preocupado por la cámara corazada y mientras avanzaban por la sección de proa Mohr reparó en esta sala pero Stewart logró convencerle de que se trataba simplemente del almacén del contramaestre. Los documentos secretos parecían salvo mientras este grupo de abordaje se preparaba para abandonar al condenado carrero.

Mientras trasladaban a los prisioneros heridos al Atlantis Mohr informó a los demás cautivos que serían enviados a Alemania a pasar la guerra en campos de internamiento. También les indicó que recogieran sus pertenencias personales ya que necesitarían ropa de abrigo y otros objetos para el largo viaje. Una prisionera, Violet Ferguson, esposa de un ingeniero de la Straits Steamship Company que regresaba a Singapur cayó en la desesperación.

Tenía junto a ella dos baúles con un juego de té muy caro, fotografías familiares y otros objetos sentimentales guardados en la cámara corazada. Ferguson pidió a Mohr que recuperara sus baúles y el aceptó. Y ese simple acto de amabilidad cambió el curso de la segunda guerra mundial.

Con esta solicitud Mohr decidió abandonar Singapur.