Description of Los incomprendidos • Pedro Simón
Los incomprendidos es una novela escrita por Pedro Simón (Madrid, 1971) que trata sobre la soledad familiar, la incomunicación entre padres e hijos, el horror de decir, pero también, y desde la primera página, sobre la esperanza.
Locución y diseño de sonido de Oscar Maceda
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Píldoras literarias esa niña de la foto me quieren muerto en el retrato enmarcado que ahora puedo sostener entre las manos sin que me tiemblen aparece muy contenta jugando en pirineos acaba de cumplir trece años lleva una trenca verde levantar los brazos como si quisiera abarcar todo y en la cara colorada de la emoción y del frío a sus pies esta roberto tirado en el suelo posando como una maja desnuda solo que abrigado hasta arriba con una hora han hecho un muñeco de nieve y luego entre risas la mayor le ha arrancado la cabeza todavía no están cansados todavía todo está intacto en ese instante inés ignora que llegará un día en que me querrá matar o por lo menos no sabe que llegará un día en que deseara que se estrelló el avión en el que viajó y que me lo dirá con voz serena un par de horas después de que yo entré por la puerta tras haber venido de la feria del libro de frankfurt que me lo dirá porque le he reclamado que recoja su habitación o algo similar que me lo dirá como quien no quiere la cosa como quien dice ojalá hubiera pedido pizza cuatro estaciones en vez de pizza boloñesa ojalá se hubiese estrellado en avión pero estaba hablando de una foto una foto enmarcada que sigue inamovible como todas las fotos pero que con el paso del tiempo dice una cosa de mi yo si me he movido hoy puedo mirar la lateral se ve el comienzo del camino y de la montaña en la parte baja del encuadre asomando de un modo tímido en la imagen se proyectan en oblicua dos sombras invasoras que somos su padre y su madre esa forma de estar a veces torcida y oscura recuerdo un momento estudiantes de la fotografía que sostengo entre mis manos y del de después el momento de antes fueron las notas de inés le habíamos prometido que iríamos los cuatro de excursión a aquella casa rural sin la primera evaluación se acaba buenas notas mi viaje dijo nada más darnos el boletín así que viajamos hasta que el pueblecito de postal aprovechando un puente nos hospedamos en un hotel confortable amanecimos temprano los cuatro igual que cuando madruga sin necesidad de un despertador porque quieres exprimir el día desde la primera luz desayunamos con esa alegría que solo te procura uno de esos interminables bufé es nuestros dos hijos envolvieron comida en una servilleta y se la metieron en los bolsillos luego nos subimos al coche y fuimos hasta el comienzo de aquel camino que se nos trago un camino que acabaría siendo una fauces abierta una cicatriz serpenteantes una línea indescriptible de la mano el arañazos de un surco ponte hay con tu hermano le pedía antes de empezar la caminata y dispare el momento de después inés vino corriendo sin bajar los brazos y se tiró a darme un beso mientras yo seguía en cuclillas caímos la vieja ni con de mi hermano paco rodó por una peña y el objetivo se partió en dos aquella fue la última fotografía que hice del viaje no hubo más excursiones así luego ocurrió aquello fue como si se abriese una pequeña grieta en una excusa que creíamos inquebrantable y todo se fuera inundando poco a poco gota a gota con la rutina y el transcurso del tiempo hasta ahogarnos en pena y silencio ya no me abrasa esa foto enmarcada de la cómoda aunque me pez entre las manos común aunque ya puedo coger la inés creció muy deprisa a partir de aquel puente ahora que lo pienso de eso va esta historia precisamente de los objetivos rotos