Informe Enigma 10 X 20: Más allá de la Historia

Bienvenidos a Informe Enigma, con Jorge Ríos.

Batallas de la Guerra Civil Española.

Julio de 1937. Se cumple un año desde el estallido de la lucha fratricida en España.

El país sigue dividido en dos bandos irreconciliables.

Zumba la metralla, explotan las bombas y los pueblos y ciudades se derrumban en escombros ensangrentados.

El mes de julio de 1937 se ha saldado con una de las batallas más sangrientas de la contienda española, Brunete.

Dos grandes ejércitos siembran la muerte y el hambre, la miseria y el miedo acechan a España.

La batalla se planteó como una maniobra de distracción por parte del ejército republicano para frenar el avance nacional sobre el norte.

Pronto se convirtió en una verdadera carnicería. Ambos ejércitos se atribuyen la victoria.

A pesar de los miles de muertos, la campaña del norte continúa su marcha imparable.

Los nacionales ya pisan suelo montañés y los republicanos necesitan montar otra operación de distracción.

Se cumple ahora un aniversario de una de las batallas más duras de la guerra civil española.

En el 37 terminó la batalla de Belchite y aunque apenas duró un mes se cobró más de 5.000 vidas y hemos querido vivirlo con ellos.

Me llamo Aurelio Salavera. Cuando empezó la batalla de Belchite yo tenía ocho años.

Cada vez que abro esta puerta me recuerdo como si fuera ahora mismo.

¿Esta era su casa, Aurelio? Esta era mi casa y estaba intacta donde vivíamos mi padre, mi madre y una hermana mía.

¿Que era el panadero su padre? El panadero era mi padre.

Luego de la batalla de Belchite estuvimos aquí y aquí estuvimos fabricando pan hasta la última hora del asedio de Belchite.

Es decir, tal semana como esta todavía se fabricaba pan.

Sí, sí, sí, aquí no se dejó de fabricar.

¿Cómo recuerdas esos días, Aurelio? De miedo, de mucho miedo, porque es que como pasaban tantas cosas, pues ahí teníamos un corredor nosotros.

Y cuando mi padre salió a cerrarlo ya le estaban apuntando con un fusil, le estaban apuntando con un fusil.

Y entonces mi padre pues le dijo, no dispares, no dispares, porque el que le estaba apuntando era un pastelero.

Y claro tenía amistad con mi padre con panadería. Así empezó aquí la guerra, así.

O sea, que su padre en ese momento se libró porque quien le estaba apuntando era un pastelero y su padre era panadero.

Sí.

En las áridas tierras de Zaragoza la guerra dejó cicatrices que el tiempo no logró borrar.

La batalla de Belchite, librada en 1937 durante la guerra civil.