Intrigas de sangre y diplomacia: la sombra de Toda Aznárez

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También, si quieres, puedes ayudarnos con tu donativo a través de Paypal, el enlace vas a encontrar en la descripción de todos los episodios. Gracias a todos y vamos con esta edición. No es fácil pasar a la historia siendo mujer en plena Edad Media, y por supuesto no es nada sencillo hacerlo desde las más altas esferas del poder de la época. Toda Aznárez fue un referente político y por tanto debemos darle su merecido espacio en este podcast. Soy José María Saiz y os quiero dar la bienvenida a Medievalia. Antes de arrancar con el episodio, quiero explicaros el por qué metemos a toda en este momento.

Es justo señalar que en ocasiones cuando voy haciendo la escaleta de guiones que vamos a ir teniendo para que la historia tenga sentido y para que vayamos por orden, entiendo que el desarrollo de cada episodio va a ser completamente satisfactorio para todos los oyentes, pero siempre estoy muy atento a las valoraciones concretas que se quieran hacer para asegurarme de que quedó todo marcado.

En el episodio anterior vi que a pesar de que leyendo el guión y escuchando de nuevo el episodio bajo mi punto de vista creo que está bien explicado, hubo una parte de todo el conflicto que, bueno, yo creo que la gente no terminó de entender, entonces he decidido meter en esta edición esa parte, amplificarla, partir por supuesto de la figura de toda Aznárez pero también hablar de esa incisión que tuvo el reino de Pamplona en el contexto del reino de León.

Así, en la Alta Edad Media hay que entender que los linajes lo eran todo, la sangre decidía derechos, lealtades y guerras, y si alguien encarnó la lógica de la familia como instrumento de poder, esa fue toda Aznárez, reina madre de Pamplona, abuela de reyes y mujer de estado.

El agitado conflicto sucesorio que sacudió el trono leonés tras la muerte de Ramiro II, toda no fue una espectadora, sino que fue un agente político decisivo.

Para entender su influencia hay que situarla bien en el tiempo. Nacida aproximadamente en el año 885, hija del conde Aznar Sánchez de Larraón y de Oneca Fortúnez, nieta por tanto de Fortún Garcés, rey de Pamplona, cautivo en Córdoba, toda pertenecía al linaje más noble de la Casa Jimena. Fue esposa del rey.