Jane Goodall: entre chimpancés, ciencia y esperanza 🌍🐒✨

Imagina por un momento que estás en mitad de la selva africana.

El aire húmedo, el murmullo de las hojas y a pocos metros, unos ojos oscuros y profundos que te miran con la misma curiosidad con la que tú los observas.

No son ojos humanos, son ojos de un chimpancé.

Y gracias a una mujer, hoy sabemos que detrás de esa mirada hay inteligencia, emociones y hasta cultura.

Bienvenido, bienvenida a Entrevistas Científicas Imposibles, el espacio donde hablamos con mentes extraordinarias que han cambiado nuestra forma de entender el mundo.

Hoy con respeto y con el corazón en la mano, dedicamos este episodio a una figura irrepetible.

La doctora Jane Goodall.

Jane nos ha dejado este octubre del 2025 y confieso algo, me hubiera encantado sentarme frente a usted doctora, tomar un té, mirarla a los ojos y hacerle estas preguntas en persona.

Pero esta entrevista, aunque imposible, está hecha con todo el cariño, con toda la admiración y con un agradecimiento infinito hacia su vida y su legado.

Porque Jane Goodall fue mucho más que una científica, fue una mujer apasionada, paciente y profundamente empática, que combinó la ternura hacia los animales con una determinación férrea por la ciencia y la conservación.

Una pionera que nos mostró que los chimpancés fabrican herramientas, que sienten, que sufren y que sueñan.

Una voz que nos enseñó a escuchar la naturaleza.

Jane, usted nos recordó siempre que… Every individual matters.

Every individual has a role to play.

Cada individuo importa, cada individuo tiene un papel que desempeñar.

Y hoy, más que nunca, esas palabras resuenan en un planeta que necesita esperanza.

Este episodio es nuestro humilde homenaje, a su obra, a su ejemplo y a la fuerza de su mensaje, así que acompáñame.

Vamos a entrar en la mente, en los recuerdos y en la visión de futuro de una mujer excepcional.

Porque aunque no podamos tenerla ya entre nosotros, su voz, esa voz suave, firme y llena de humanidad, sigue viva.

Y si al terminar este episodio te inspira, como sé que lo hará, te invito a compartirlo, a hablar de Jane Goodall, y sobre todo, a actuar, en tu vida diaria, por los animales, por las personas y por el planeta.

Ese será nuestro mejor gracias.

Empezamos.

Si cierro los ojos y pienso en su vida, doctora Goodall, me vienen imágenes muy potentes.

Usted joven, sentada en la selva de Gombe con un cuaderno en las manos, rodeada de chimpancés, escribiendo cada detalle como si fuera un tesoro.

Permítame llevarla, y llevarnos a ese pasado suyo.

Doctora, ¿cómo fue el primer día que pisó Gombe? ¿Qué sintió esa joven Jane que había viajado miles de kilómetros desde Inglaterra hasta el corazón de África? Recuerdo que pensé, este es mi lugar en el mundo.

Había soñado desde niña con África, y de pronto estaba allí, escuchando el canto de los pájaros y el murmullo de los chimpancés.

Tenía miedo, claro, pero sobre todo una inmensa emoción.

Era como entrar en un sueño convertido en realidad.

Usted tenía algo que muchos científicos en esa época no tenían, paciencia infinita.

¿Cuánto tiempo pasó hasta que un chimpancés se acercó por primera vez a usted sin huir? Meses.

La mayoría desaparecía en cuanto me veían.

Pero David Greybeard, un macho adulto, un día decidió que yo no era peligrosa.

Fue él quien me permitió observar de cerca.

Y con él todo cambió.

Imagínatelo, una mujer sola, en plena selva, esperando día tras día, hasta que un chimpancé rompe la barrera del miedo.

Ese momento fue historia.

Doctor Goodall, you didn't just see a chimpancé, you saw a door opening to another world.

Doctora Goodall, usted no solo vio un chimpancé, vio una puerta que se abría a otro mundo.

Doctora, ¿hubo alguna situación divertida o inesperada que recuerde de esos primeros años? Oh, sí.

Una vez dejé mis plátanos cerca de la tienda de campaña, y los chimpancés no tardaron en descubrirlos.

Un joven macho me los robó todos, y luego se sentó a mirarme, como diciendo, Lo siento, pero estaban deliciosos.

Aprendí que había que ser muy cuidadosa, incluso con la comida.

¡Qué maravilla!