Funny day.

Levanta toque y con Javier Cárdenas.

Es lunes. Lunes.

En otro margen el lunes son las siete.

Son las siete.

Dale caña a las siete.

¿Y en Canarias? En Canarias, las seis.

¡Ay, me conozco! Buenos días, soñadores. Buenos días.

Bienvenidos a este lunes, 24 de marzo, día en el que no nos va a poder escuchar José Luis Ábalos, porque está contando cuentas bancarias.

Las 220 cuentas bancarias que se le han encontrado, que están relacionadas con este caballero, pues el caballero tiene poco, no tiene nada, de este parásito de la sociedad española, cuyo único trabajo, quiero que lo sepáis, antes de ser la mano derecha de Pedro Sánchez y, por supuesto, dirigir el PSOE valenciano, hostia, pobres valencianos, porque esto no empezó aquí, no empezó como fue ministro.

Hay que decir que este personaje, el único que había trabajado era de profesor de gimnasia en un colegio.

Unos meses, pocos meses.

Perdón, no aguantó el ritmo.

No aguantó el ritmo.

Dijo esto me va a... Me va a costar la vida.

Me va a sobrevenir un infarto si sigo a este ritmo de profesor de gimnasia.

Los niños con un sobrepeso que no veas.

Claro, alucinante qué torrente pudiera ser profesor de gimnasia.

Esto es de broma.

Y en nada hablaremos de esas 226 cuentas bancarias.

226, que se dice pronto.

Bueno, imagínate la megafortuna que tiene semejante esperpento político y para el cual Pedro Sánchez aún no ha tenido ni una palabra.

Aún no nos ha dicho a la sociedad española ni una sola palabra del que fue su mano derecha.

¿Tú crees que es normal? ¿Tú crees que es lógico que haya un solo votante socialista que no se avergüence y que no diga...

Bueno, pero algo me tenga que decir el presidente.

Nah, están lobotomizados, son así de tontos, pobrecitos.

Porque hay que ser muy tonto para votar al que te estás robando y se ríe de ti y no te da explicaciones.

¿Se lo permitirías a tu hermano? No.

¿Se lo permitirías a tu padre o a tu hijo? No.

¿Por qué se lo permites a un presidente del gobierno que ni conoces personalmente, que es basura política, que es lo peor de la sociedad? ¿Por qué al Partido Socialista sí que se le permite lo que no le permitiría a su hermana, que te robara? Que alguien nos lo haga ver, ¿eh? De hecho, hay señores que nos lo han hecho ver y los escucharemos.

Pero antes de todo esto, deciros que hoy no va a estar con nosotros Avellán.

Mañana le voy a decir lo que me parece la serie adolescencia.

Uy. Que ya la he visto.

Y tu cara... A mí tu cara no me está acabando, ¿eh? ¿Vamos bien o no vamos bien? Ahí me da la sensación, por la cara de Javier, que no vamos nada bien.

No vamos bien. Un desastre.

John, más que energía, no vamos bien, amigo.

Por más que diga el New York Times que es como ver el tercer capítulo, es como ver la tele con un ladrillo de 9 kilos en la cabeza, por lo que te hace veros a la mierda.

Estoy harto de plataformas que se gastan una millonada en engañar al público para que lo vean.

Y muchos se dejan llevar por la corriente de opinión.

Mira, es un truñazo televisivo de muy alto nivel.

¿Por qué? Porque ese tercer capítulo que decía el New York Times que era la leche, está todo hecho en una sola habitación.

Barato, barato. Baratísimo.

Diálogo, diálogo. Que el chaval lo hace muy bien, lo hace muy bien.

Pero cuando veo una serie, quiero evadirme.

Ya. Quiero tener la sensación de que...

Oye, mira, he vido una realidad que no es la mía.

No quiero ver algo que me hace sentir peor, en lugar de mejor.

Para eso ya tengo toda la política española.

Y sobre todo quiero ver un poquito de alegría.

Es decir, cuando digo alegría, no me refiero a que tengas el alegre, sino, hombre, ves una toma aquí, otra toma allá, de pronto se van a tal sitio, al otro... No, todo en una habitación.

Pero, claro, como para eso, para algunos culturetas es una obra maestra, porque, fíjate, todo en una sala...

¿Sabes lo que es ver una obra de dos personas hablando? Dos, un niño y la educadora social.

Venga, tetatet, pam, pam, pam, pam, pam. Agobio, ¿no? Por más que el chaval lo hace bien, esa sensación de claustrofobia, es decir, oiga,