Javier Sierra entrevista a Juan José Benítez y Antonio Ribera. Radio Nueva, Vinaroz. 1988

El próximo día 20, a las 11 de la noche en la ermita de San Sebastián, vuelve la noche de las estrellas. Cuarta alerta OVNI en Vinaros. Te estamos esperando.

No quiero ni pensar las cosas increíbles que pueden ocurrir a esos hombres.

La Nación Nueva organiza la cuarta alerta OVNI en Vinaros, pero no es este el único acto sobre OVNIs en el Maestrat. El sábado día 20, en el Auditori de Vinaros, se inaugurarán las conferencias de las primeras jornadas sobre OVNIs en Vinaros, por la mañana desde las 10, por la tarde desde las 4 y media. El domingo, desde las 10 de la mañana hasta las 2 de la tarde, son las primeras jornadas sobre OVNIs en Vinaros, con la asistencia de importantes ufólogos españoles. Unos actos organizados por Javier Sierra, en los que participan el Ayuntamiento de Vinaros y Radio Nueva. Te estamos esperando.

Estamos en un mundo inexplorado. Nadie sabe lo que oculta el fondo de los mares, los inescrutables hielos polares o los cálidos desiertos de arena. Nadie sabe nada. Sin embargo, pequeños hallazgos arqueológicos apuntan a que posiblemente alguien estuvo aquí antes que el hombre.

¿Quién? En eso consiste la historia asombrosa del mundo.

En la esfera azul que nos cobija, el hombre solo ha tenido ocasión de investigar sus raíces en un 1% de esta superficie. Lagos profundos, mares abisales, altas cumbres, oscuros bosques, desiertos, estepas y un incontable número de lugares han quedado lejos de las incisiones de las piquetas de los arqueólogos. No conocemos a fondo la historia más preterita y, aún así, sobre escasos datos tenemos abundantísima bibliografía y doctos investigadores.

En todos los lugares del mundo hemos hallado las pruebas que nos conducen a algo tan trascendente como es averiguar que hace miles de años el hombre estuvo mucho más evolucionado que hoy. En los capítulos que seguirán a este, veremos como el hombre ya conocía la energía eléctrica, la nuclear, podía atravesar los océanos, pero, lo más importante, atribuían esos conocimientos a dioses venidos de las estrellas.

A principios de este siglo, un rishi indio, especie de sumo sacerdote, abrió las puertas de un archivo secreto a un joven coronel inglés, James Churchill, amante de las antigüedades hindúes. En aquel archivo, y descifrando con paciencia decenas de tablillas de barro grabadas, descubrió algo asombroso. Aquellos documentos hablaban de cómo construir una máquina voladora que funcionaba sin motor.

El medio de propulsión era obtenido a partir de la propia atmósfera por la que se deslizaba, de un modo sencillo y muy económico. El motor se parecía a una turbina, y una vez puesto en marcha no se detendría jamás. Estos navíos de forma alargada, siguen describiendo estas tablillas, podrían volar en torno al planeta sin necesidad de repostar. Su autonomía en vuelo era prácticamente limitada.