

Description of Jesús rezando al Padfre por mí
Meditación de D. José Brage Tuñón. Sacerdote desde el 2008, doctor en Filosofía, fue oficial del Cuerpo General de la Armada Española. Actualmente es capellán de instituciones educativas en Madrid y colabora con diversas actividades de pastoral juvenil y familiar.
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Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos, Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.
Te adoro con profunda reverencia.
Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.
Madre mía inmaculada, San José, mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.
Dice el Evangelio de hoy que en aquellos días Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles, es decir, enviados, ¿no? Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano.
Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, el de Alfeo, Simón, llamado el Celote, Judas, el de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Es una escena, Señor, impresionante, que nos conmueve.
Nos imaginamos a Jesús en oración, es decir, en diálogo con el Padre y el Espíritu Santo toda la noche.
Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.
Y cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos.
Es decir, Señor, me gusta pensar que en esa oración hablaste con el Padre, con el Espíritu Santo de tus discípulos, de tus apóstoles.
Y que lo hiciste con un enorme cariño y comprensión.
Quizás, y es imaginación, ¿verdad? Pero quizás te dirigiste al Padre diciéndole, Padre, Pedro es un poco bruto, pero tiene mucho corazón.
Y el Espíritu Santo añadió, yo iré puliendo interiormente su alma para hacerla más humilde.
Y el Padre, pues yo le revelaré que tú, hijo mío, eres el Hijo de Dios vivo.
Y así, en ese diálogo de Padre, Hijo y Espíritu Santo, se van como trazando los planes, contando con nuestra libertad, para convertirnos en enviados, mensajeros de Dios.
Padre, Mateo ha dado un gran cambiazo.
Y el Espíritu Santo, pues yo le iré dando esa pobreza de espíritu que es la verdadera sabiduría.
Y el Padre, pues nos serviremos de su buena memoria para dejar un evangelio a los que vengan.
Y así, con cada discípulo, ¿no? Con Tomás, por ejemplo, Padre, dice Jesús, repito que me lo estoy imaginando, claro, me encanta Tomás con su espontaneidad, aunque a veces es un poco testarud.
Y el Padre, que lo ve todo y que con su providencia gobierna el mundo, ¿verdad? Pues lo convertiremos en el primer confesor de la fe en tu divinidad, hijo mío, ¿no? Y así fue.
Cuando metió los dedos en las manos y la llaga en el costado de Jesús, exclamó, Señor mío y Dios mío, el primero que confesó su divinidad.
Bueno, pues esto, esto tan maravilloso, esa oración de la Santísima Trinidad sobre nosotros, ese diálogo ocurre cada noche.
¿Lo has pensado? Mientras tú duermes por las noches, velando tu sueño, Jesús piensa en ti.
Habla de ti al Padre y al Espíritu Santo.
¿Qué cosas dirá de ti, qué cosas dirá de mí el Señor? ¿Qué ilusiones y esperanzas pondrán Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en nuestra vida, en nuestra fidelidad? Quizás las mismas que pusieron en esos 12.
Y sin embargo, ¿qué distinto el final de 11 de ellos y el final de Judas? Por eso, oh Santísima Trinidad, queremos no defraudaros.
Imploramos la protección del Padre para este día que comienza.
Así podemos empezar cada día en el ofrecimiento de obras.
Invocamos la presencia íntima del Espíritu Santo en nuestra alma para que nos ayude a ser cristianos, personas que llenan de luz las calles, por donde pasamos, los lugares de trabajo, los hogares.
Y le pedimos a Dios Hijo, a Jesús, que no se separe de nosotros, que nos guíe y ayude durante todo el día a ser verdaderos discípulos suyos, cristianos, personas que sean una bendición de Dios para los demás, personas con un buen corazón, que sonríen, comprenden, disculpan y callan y no juzgan a los demás, evitando hacer daño con sus palabras, con sus críticas.















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