Juan Massot (Director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad del Salvador) La Usina

Vamos a convocar para eso al Dr. Juan Mazot, director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de El Salvador.

Dr. Juan Mazot, Néstor Sula, ¿cómo está usted? ¿Cómo le va? ¿Qué tal? Buen día, Néstor. Muy bien.

Bueno, doctor, estábamos viendo un poco la economía esta semana corta que terminó, que fue interrumpida por las Pascuas, que tuvo solamente tres días, lunes, martes y miércoles, con la salida del CEPO, con todo lo que pensamos que iba a ser muy traumático para la economía argentina, con muchos temores.

¿Cómo analiza usted esta nueva etapa económica, que el gobierno denomina la tercera etapa? ¿Cómo analiza esto desde el punto de vista financiero y económico? Bueno, podemos decir que es una etapa positiva en general debido a que, justamente, como usted bien citó, un cambio tan esperado que había generado tanta incertidumbre, porque, realmente, la incertidumbre en torno a la salida del CEPO era muy elevada.

Se transitó de una manera muy exitosa.

Es decir, el dólar se ubicó muy cerca del dólar oficial, prácticamente al mismo nivel, si uno lo toma en términos macroeconómicos, y, por lo tanto, ha sido un éxito desde ese punto rotundo.

Por lo tanto, uno esperaría que este tránsito, hasta la liberalización total del mercado cambiaria, porque todavía persisten algunas trabas, algunas cosas puntuales, ha sido derivado tanto de un conjunto de éxitos en materia macroeconómica, que fueron más adecuadamente evaluados y positivamente evaluados por el FMI, que permitió un desembolso muy generoso, que días previos tampoco se esperaban, tanto del Fondo como de futuros desembolsos de organismos internacionales.

Entonces, esto ha generado un shock sobre la economía, realmente, que hizo desaparecer esas incertidumbres que rodeaban a todo lo que eran no solamente los mercados, sino el mundo político, el mundo de los analistas, el mundo de las empresas.

Así que yo lo evaluo, esta última etapa, como un inicio muy realmente positivo y robusto, teniendo en cuenta que van a empezar las liquidaciones de divisas de algunos de los sectores agroestructuarios.

Entonces, bueno, hemos salido...

Iniciamos muy bien, diríamos, en pocas palabras.

Claro.

Ahora, el sostenimiento de esta etapa depende de la liquidación de los exportadores, depende también de cuánto sea la demanda de los importadores, es el juego exportación-importación.

Si no conquistamos nuevos mercados, va a estar en un delicado equilibrio, ¿no es cierto? Y después depende de un proyecto productivo que yo no sé si está en la mente del gobierno, más allá de lo que pueda ser la energía, que parece ser hoy, junto con el campo, uno de los motores de la economía argentina.

Fíjese, usted planteó un punto sumamente importante que quedó como opacado por lo de cortísimo plazo.

O sea, toda la discusión fue sobre lo ocurrido en estos días, las expectativas sobre el famoso lunes de esta misma semana, y sobre los momentos previos, sobre lo que ocurrió previamente en materia fiscal, monetaria, financiera y demás.

Como bien dice usted, la cuestión es la sustentabilidad de este mecanismo o de este programa macroeconómico que depende de variables incluso incontrolables, como es el contexto internacional.

La depreciación del dólar, que impacta sobre el precio de commodities y nuestra exportación.

La altísima sensibilidad que tienen los argentinos frente a las pequeñas turbulencias que puede haber en la economía, generan, siguen manteniendo niveles de incertidumbre sobre el futuro del país.

Es decir, un gobierno que, como sucedió en otros casos anteriores, cada medida positiva es tomada en escasa dimensión y cada negativa es tomada de una manera muy amplificada.

Y eso tiene que ver con la historia económica argentina y con los traumas, diríamos, que ha sufrido la población.

Entonces, todo lo positivo es menos valorado y lo negativo es amplificado.

Y eso hace muy difícil la política económica.

Y esto implica, bueno, que eso que usted señala bien, que es una preocupación real, concreta, como es el nivel de empleo, de los salarios reales, de la capacidad de expandir la inversión productiva, me refiero, no le insinúe nada.