Juana de Castilla y el mito de su locura - Historias de cine - LBP

Estás escuchando La Biblioteca Perdida, un podcast de divulgación histórica hecho por y para amantes de la popeya de la humanidad. Nuestro programa es semanal y está compuesto por diferentes secciones y temas. Esta que vas a escuchar es sólo una pieza más de las que componen cada entrega. Te rogamos que tengas en cuenta que originalmente se emitió en un programa estructurado de anteriores temporadas, por eso las referencias de actualidad o cuestiones como sorteos están obsoletos.

Síguenos en iVoox, así como en nuestra página web www.lavibliotecaperdida.info para estar al tanto de nuestras novedades. ¡Comienza la aventura! Oye, Adolfo, ¿qué te parece si…? ¡Calla, Auralia, calla! ¿No ves que el rey duerme? ¿Pero qué te pasa? ¡Que calles, te digo, Robota! ¡Que calles de inmediato! Hasta aquí yo quiero estar a su lado, con su cadáver. ¡Su cadáver es mío! ¡No os acerquéis! ¡Separadme! ¡Es mío tan solo! ¡El muerto y yo viva! ¡Siempre estaremos juntos! ¡Duerme, amor mío! ¡Duerme! ¡Por favor, Alteza! ¡El rey se ha dormido! ¡Duele tanto! ¡El rey se ha dormido! ¡Me despertéis! ¡El rey se ha dormido! Si tenía que callar, vive Dios, sí que lo tenía que hacer. Sin embargo el que tenéis que hablar sois vos, caballero, con el fin de otorgarme la explicación que sin duda merezco.

Yo te explico lo que haga falta, estaría bueno. La escena que hemos escuchado corresponde a la película Locura de amor, dirigida en 1948 por Juan de Orduña, y se convirtió en todo un éxito de cine español y toda una referencia a la hora de nombrar la figura histórica de Juana de Castilla, la hija de los reyes católicos que terminó sucediendo a su madre como monarca, a pesar de haber partido por nacimiento en tercer lugar de la línea sucesoria de sus hermanos mayores, Isabel y Juan.

O sea, Juan a la loca.

Pues sí, y pues no.

Ya estamos. Tú lo que quieres es que llevemos esa pregunta a nuestros carceleros del calabozo 66, o sea ese inquisidor y compañía.

Pues sí, y pues no.

¿Estás seguro que tenemos que compartir Zelda? Porque me estoy planteando seriamente pedir el traslado.

Hija, qué desaborida eres a veces, Eulalia. Vamos por partes, que diría Jack el destripador.

La escena de la reina pidiendo silencio para el sueño del rey fue siempre, vaya usted a saber por qué, una de mis favoritas, sin que pueda recordar el momento exacto en que la vi.

El caso es que eso de que una reina estuviera en el estado en el que le muestra la escena me resultaba tan extraño como atrayente, aunque en realidad la película lo dejaba intentarse una explicación de ese estado.

Pues vaya una escena para gustar a un crío.

Pues sí, a lo mejor era porque resultaba tan diferente a las princesas o reinas de los cuentos o historias que conocía, o el hecho de que fuera una reina de verdad que había existido, no un personaje de novela.

Bueno, el caso es que siempre he tenido esa escena por ahí, en mi biblioteca mental, y por extensión la figura de su personaje, o sea, Juan la loca.

Tarde, pero vamos llegando.

Eso es. Hasta ahí el pues sí, el pues no viene ahora.

No quiero analizar históricamente esa película, sino una versión posterior.