
Jueves 13 de marzo – Mateo 7, 7-12. Todo el que pide recibe.

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Meditación del día 13 de marzo de 2025 Palabra de Vida
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Todo el que pide, recibe. Muchas veces pensamos, yo tanto que he pedido, tanto que le pedí a Dios que aprobara esta asignatura, o que se curara esta persona, o que encontrara trabajo, o que mi familia no se rompiera, a veces todos tenemos la experiencia de que pedimos cosas buenas a Dios y no suceden. Y entonces nos quedamos desconcertados. Sirve de algo rezar, y ya sobre todo, incluso rezando el rizo, algunos dicen, no, si Dios sabe todo lo que va a pasar, entonces para qué voy a rezar, si ya lo sabe todo. Pero atención, hay que decir primero, Dios sabe lo que va a pasar, pero hay muchas cosas que pasan que no dependen exclusivamente de Dios, dependen exclusivamente de las decisiones de los hombres. Y por supuesto, Dios escucha nuestra oración, claro que la escucha, y Dios la valora.
Algunos me dicen, Dios no me oye, y digo, hombre, que Dios no tiene que, de momento problemas médicos, te oye perfectamente. Otra cosa es que no se cumplan en el tiempo, en el modo en que nosotros queremos las gracias que estamos pidiendo en nuestra oración. Pero Jesús insiste, pedid y se os dará. No dice, pedid y se os dará tal y como pedís, todo lo que pedís, en el tiempo que pedís, del modo que pedís. No, ya pedir es un don, ya saber que dependemos de él es algo que nos está enriqueciendo. Además pedir es un acto de caridad y de amor con los demás. Yo una vez descubrí que tanto amas cuanto rezas por los demás. Inviertes tu tiempo en los demás, pues pides por ellos. No, yo me acuerdo en la misa en general, digo, ay, te pido por todos.
Bueno, eso está bien, pero, ¿por qué no rezar en un momento concreto? Pues, pienso, no sé, pues un misterio del rosario por esta persona en concreto. ¿Por qué no ofrecer un rato de oración por otra persona en concreto? Es decir, invertir nuestro tiempo en rezar por los demás es que los demás nos importan y hay momentos en nuestra vida en que lo más importante que podemos hacer es invertir nuestro tiempo en ellos y a lo mejor no podemos hablarles o estar a su lado, pero sí podemos rezar. Y por eso, pedir es un acto de amor, de amor a los hombres, de humildad respecto a Dios y ten la seguridad que Dios, que claro que escucha, dará unos dones muy superiores, pero en el tiempo que él considera oportuno, a los que has pedido, esos y muchos más, en el tiempo que él decida.
Y en esto tenemos que ser un poco humildes y no reclamarle a Dios, decir, te has portado mal conmigo, no me lo has dado, qué decepción, no voy a rezar más, porque claro, es muy fácil enfadarse con alguien, que no te da en el momento lo que tú quieres y cuando tú lo quieres. En definitiva, ¿cuánto rezas por los tuyos? ¿Cuánto tiempo inviertes en ellos? Y no para que estén guapos y que vistan bien y esas cosas que a veces te preocupan tanto y tú puedes capaz de irte a los grandes almacenes a comprar una falda no sé quién y echarle dos horas. ¿Y cuánto reza por esa persona? Pues en definitiva, pedir, siempre repito, es invertir nuestro tiempo, el que tengamos, en que alguien esté mejor, en que alguien sea feliz, en que alguien se llene de Dios. Y eso Dios nunca nos lo va a negar.