Jueves Santo 17 de abril - Juan 13, 1-15. Los amó hasta el extremo.

Los amó hasta el extremo. Hoy celebra la iglesia el Jueves Santo, la solemnidad del Jueves Santo en el cual tendremos el oficio de la cena del Señor dentro del cual se hará el lavatorio de los pies. Jesús se pone de rodillas delante de cada uno de sus discípulos y Jesús se pone de rodillas también delante de mí. Es curioso, todos nos ponemos de rodillas delante de Él, pero no, es Jesús el que se arrodilla y te dice voy a lavarte los pies, que es un modo simbólico decir que todas las impurezas, todas las contaminaciones, todo que a lo largo del camino de la vida se haya podido pegar y que te haya desfigurado como persona, que te haya roto, que te haya herido, yo hoy quiero lavarte.

Jesús adelanta sacramentalmente lo que va a suceder en la cruz y en el santo sepulcro, porque celebra por primera vez en la historia la Eucaristía, la santa misa, la primera vez que se cebró misa fue en el Cenáculo de Jerusalén y ¿qué sucedió en esa misa? Que Jesús ofrece su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad al Padre por expiación de nuestros pecados y el Padre acepta esa ofrenda. Sabemos que la Eucaristía es el memorial de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Cada vez que cebramos la santa misa, Jesús muere y resucita. No es que muera tantas veces cuantas misas hay, pero la única muerte de Jesús, la única resurrección de Jesús sucede en la misa y por eso sí, eso lo explicaba Benedicto XVI perfectamente, Jesús adelanta unas horas cuando consagra el pan y consagra el vino lo que iba a suceder en la cruz, lo que iba a suceder en su resurrección en el santo sepulcro.

Por eso, acudamos hoy con todo el cariño que seamos capaces a los oficios, si hay que llegar antes para coger un poquito, pues llegamos antes, después la iglesia nos invitará a pasar unas cuantas horas delante del monumento y a estar ahí adorando a Jesús e Eucaristía, estando con él y agradeciéndole tanto, es que nos ha dado el cielo, es que nos ha abierto las puertas de la salvación, es que ha muerto por mí, ha muerto por mí y eso es algo que no nos podemos olvidar, no podemos ser unos cristianos frívolos, unos cristianos, si, que me lo voy a pasar muy bien, semana santa, a ver si salgo y qué risas hija, bueno, que está bien divertirse pero tenemos muchos días al año, hoy es un día para que tengamos el corazón centrado en él, centrado en Jesús, centrado en las cosas importantes, sabiendo que es el Dios eterno que creó el cosmos, que toma la carne humana precisamente para poderse sacrificar por nosotros y esto es lo más grande que ha sucedido en la historia del universo, que el autor del universo se hace parte de ese universo para transformarlo, para regenerarlo y para que veamos esa libertad gloriosa de los hijos de Dios y por eso acompaña a Jesús de Eucaristía, agradece a Jesús de Eucaristía todo lo que ha hecho y todo lo que nos quiere dar.