
Junko Furuta: 44 días de horror que conmocionaron al mundo

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Hoy te traigo uno de los casos más perturbadores que jamás se hayan documentado: la historia de Junko Furuta, una joven de 17 años que fue secuestrada, torturada y asesinada en Japón a finales de los años 80.
Lo que vivió durante 44 días es tan inhumano que muchos lo consideran el crimen más atroz de la historia moderna japonesa.
Hoy te cuento su historia con todo el respeto que merece, sin morbo, pero sin censura. Porque su historia no puede ni debe ser olvidada.
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Bienvenidos, bienvenidas al Archivo de María.
Bueno, si escucháis un ruido es que estoy con el ventilador puesto porque es que hace un calor aquí en Valencia.
Es que es horroroso, o sea, es que no puedo tener las ventanas abiertas porque se escucha mucho ruido de la calle y tengo que ponerme el ventilador porque si no aquí mismo me caigo redonda.
Así que, bueno, vamos al lío y os quiero hacer una pregunta.
¿Habéis oído hablar del caso más brutal y escalofriante de Japón? Esta es la historia de Junko Furuta.
Es tan impactante que cuesta creer que algo así haya podido pasar.
No es solo una historia de violencia, sino un recordatorio de hasta dónde puede llegar la maldad humana y lo injusto que puede ser el sistema, como ya hemos visto en otros muchos casos.
En este vídeo os voy a contar todo lo que ocurrió durante esos terribles días y por qué este caso sigue generando debate y controversia incluso décadas después.
Preparaos porque lo que vais a escuchar es terrorífico.
Aviso también que es un caso muy fuerte.
Si sois personas muy sensibles, pues vais a pasarlo mal porque la verdad es que es una brutalidad de caso.
No os podéis imaginar la barbaridad que le pasó a esta chica.
Empezamos.
Junko Furuta era una chica japonesa que vivía en Misato, una ciudad de la provincia de Saitama.
Venía de una familia bastante normal, con su padre, su madre y sus dos hermanos.
Iba al instituto allí mismo, en Saitama.
Y además trabajaba por las tardes en una fábrica de plásticos.
Lo hacía para ahorrar algo de dinero para un viaje de graduación que tenía muchas ganas de hacer.
Y cuando terminara los estudios ya tenía planeado empezar a trabajar en una tienda de electrónica.
Vamos, era una chica pues con la cabeza muy bien amueblada.
Era bastante conocida en el instituto ya que era muy simpática, con muy buenas notas, responsable y además llamaba la atención por su aspecto y su forma de ser.
Eso sí, eso también le trajo algún que otro problema.
Porque ya sabemos que a veces destacar no siempre hace que a todo el mundo le caigas bien.
Ella no fumaba, no bebía, no se metía en líos.
Iba a lo suyo, estaba centrada.
Y ese estilo de vida tan tranquilo, pues no gustaba mucho a ciertos chicos del instituto que iban de duros o de malotes.
Algunos de ellos incluso tenían conexiones con los Yakuza o al menos eso creían ellos.
Uno de esos chicos era Hiroshi Miyano.
A Hiroshi por lo visto Junko le gustaba bastante, pero no en plan romántico.
La cosa es que él empezó a obsesionarse con ella y hasta llegó a proponerle que salieran juntos o incluso que se casaran.
Junko, como es normal, le dijo que no.
Ella no tenía ningún interés en él y menos con la fama que este chico tenía.
Porque si no sabéis lo que es la Yakuza, pues es como la mafia ahí en Japón.
Un rollo así mafioso de chungos.
No son buenas compañías, la verdad.
Entonces Junko no le interesaba para nada este chico.
Pero claro, Hiroshi no era un chico cualquiera.
Era uno de esos que se creían que eran los reyes del mundo.
Nadie se atrevía a decirle nunca que no.
Así que cuando Junko le plantó cara y lo rechazó, él lo tomó como una ofensa personal.
Le dolió más el orgullo que otra cosa.
Y en vez de pasar página como haría cualquier otra persona normal, pues decidió vengarse.
Junto a unos amigos, todos con aire de gángster y grandeza, empezaron a maquinar un plan para hacerle pagar a Junko lo que él consideraba una humillación.
El plan de Hiroshi y de sus amigos era bastante retorcido.
Básicamente hacían que uno de sus amigos atacara a Junko por sorpresa y luego él apareciera como el héroe haciéndose el bueno para ganarse su confianza, pero era toda una trampa.
El 25 de noviembre de 1988, Junko volvía en bici a casa tras su turno en la fábrica, cuando un chico desconocido
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