La Justicia de Dios en el Evangelio
Description of La Justicia de Dios en el Evangelio
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Ro 1:16–17.
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Bueno pues vamos a ir romanos uno vamos a leer del verso ocho al diecisiete bien pudimos haber hecho solo al quince y dejar el siguiente dieciseis diecisiete pero ah también quería compartir esa porción romanos uno ocho al diecisiete y dice así primeramente doy gracias á mi dios mediante jesucristo con respecto a todos vosotros de que vuestra fe se divulga por todo el mundo porque testigo me es dios a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su hijo de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones r rogando que de alguna manera tenga al fin por la voluntad de dios un próspero viaje para ir á vosotros porque deseo veros para comunicaros algún don espiritual a fin de que seáis confirmados esto es para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mi pero no quiero hermanos que veréis que muchas veces me he propuesto ir á vosotros pero hasta ahora he sido estorbado para tener también entre vosotros algún fruto como entre los demás gentiles a griegos y no griegos a sabios y no sabios soy deudor así que en cuanto a mí pronto estoy a anunciaros el evangelio también á vosotros que estáis en roma porque no me haber wenzhou del evangelio porque es poder de dios para salvación a todo aquel que cree al judío primeramente y también al griego porque en el evangelio la justicia de dios se revela por fe y para fe como está escrito mas el justo por la fe vivirá oremos bendito padre esta hora estamos ante ti agradecidos por el privilegio dios de estar reunidos la iglesia local gracias señor porque nos hemos congregado con el deseo dios de bendecirte de que tú seas coronado que tú seas reconocido señor ante todo que tu palabra dios sea expuesta ayúdanos diosa que nuestra mente nuestra atención dios sea lo que tú nos has hablado y que podamos señor en estos versos encontrar el tesoro señor de lo de lo que tú has querido dejar por medio de el apóstol pablo gracias te damos señor porque toda tu palabra es inspirada es exhalada por ti y es útil para cada uno de nosotros así que rogamos señor que con la reverend encía que eso requiere y con el privilegio señor que tenemos dios también cumplamos también con la obligación de poderte adorar señor con nuestra mente con nuestra voluntad en el nombre de jesús amén pues dividiremos básicamente en dos partes esta porción los primeros ocho versos vienen a ser parte de la introducción y es una introducción larga a la carta a los romanos o a la epístola quince versos para ser digamos un prefacio son muchos versos pe pero algo que es muy claro es que el espíritu santo que inspiró a estos hombres nunca desperdició una palabra en lo que él inspiró entonces pablo aquí está hablando de cosas muy interesantes nos da un atisbo de lo que era la iglesia de roma en estos versos y de hecho en los vert en los capítulos finales de roma manos también nos habla muchísimo de cómo eran distintos hermanos en la iglesia de roma debemos tener en mente que el imperio romano era un imperio que básicamente contenía una cuarta parte de la extensión del mundo en aquel entonces ya era muy importante lo que él iba a hablar a estas personas será importantísimo y aquí está hablando a roma la capital del imperio es decir no han pasado más allá de veintitantos años pongan ustedes quizás esto fue escrito a finales del cincuenta y cinco después de cristo pero no han pasado más allá de veinte años pasadizos de qué murió cristo y ya el evangelio ha llegado a la capital y hay una gran presencia de cristianos de hecho esto es una razón importantísima de por qué empezaron a o empezó a implosionar digamos así el imperio romano desde adentro para finales del siglo primero se cree que había medio millón de cristianos en el imperio romano imagínense