"La magia de las pequeñas cosas"

CANALIZACIÓN 06-octubre-2024

Queridos amigos, bienvenidos todos.
Teníamos muchas ganas de poder compartir con vosotros de nuevo un ratito. Gracias por hacernos presentes, por crear el tiempo y el espacio para encontrarnos. Gracias.
El universo sigue en su baile eterno, y vosotros con él y en él. La buena noticia es que el baile cada vez es más ligero, más alegre y más cercano al corazón. Gracias por bailar con nosotros. Os recordamos una vez más que una forma sencilla de conectar con vuestro Yo Superior, con nuestros guías, es a través de la música, a través del movimiento; son formas que se han usado desde tiempos ancestrales, pero no han perdido su eficacia, siguen siendo igual de eficaces. La música y el movimiento, el baile, activa de manera inconsciente vuestros cuerpos energéticos y os ayuda a conectar con otras esferas más elevadas de vosotros mismos y del universo. Y el humor... Canta y baila con alegría. Es tan sanador... Si supierais el poder que tiene eso lo haríais a diario, buscaríais sin dudar tiempo para hacerlo.
Bueno, seguís cerrando ciclos, seguís cerrando memoria. Puede ser un poco incómodo, o bastante incómodo a veces, pero confiad, confiad en los procesos. Confiad en la vida que siempre os trae lo que necesitáis y lo que es bueno para vosotros, aprended a leerla, abríos a ella. Soltad el control. Está bien que tengáis sueños, por supuesto, y objetivos, pero no os marquéis cada un paso del camino, dejad que la vida os sorprenda.
Y os animamos una vez más a observar vuestro diálogo interno y a mejorarlo, a hablaros con cariño, a escucharos a vosotros mismos con cariño, a respetar vuestras necesidades, vuestro ritmo, y a deciros sí a vosotros mismos. A decir: «Sí, me doy el tiempo, me doy el espacio, me acompaño en esto a mí mismo, me permito ser yo mismo». Dejad ir el miedo a la crítica, al juicio, al rechazo. Sabemos que os aterra el rechazo, el sentiros solos. Para el ser humano es muy doloroso el sentirse desconectado. Pero creednos cuando os decimos que el mayor miedo y el mayor dolor viene de la desconexión de vosotros mismos, de sentiros desconectados con vuestra esencia, con vuestro Yo Superior. Así es que de verdad trabajad en ello, id hacia adentro y permitíos ser vosotros mismos. Permitíos conectar con vuestro corazón, sentid hacia dónde necesitáis ir. Decidle a vuestra mente: «Gracias por ayudarme, por todo tu trabajo, por cuidarme como lo haces, y ahora déjame que me conecte al corazón y que sienta simplemente qué necesito, qué me da paz, qué me hace feliz».
Y crea espacio en tu vida para todo eso. Todos los días, no esperes a las vacaciones, al fin de semana. Crea pequeños espacios todos los días que te alimenten el alma, que te alegren el corazón, y verás qué gran diferencia.
Ama todas tus partes, especialmente las que menos te gustan, porque son las que más amor necesitan.

Te invitamos ahora a coger aire, soltar por la boca... Deja que salga toda la tensión, todo el dolor, toda la ira, toda la tristeza, toda la rabia, todo el miedo. Al coger aire de nuevo imagina que está lleno de una luz dorada, de una energía dorada, que te llena de bienestar, de ligereza. Y a la vez te nutre y te llena de vitalidad. Y siente cómo esa energía llega hasta tus pulmones iluminándolos como dos grandes alas de mariposa. Puedes sentir cómo se vuelven ligeros, elásticos.
Y al respirar de nuevo, la luz pasa de tus pulmones al corazón, que se ilumina como un gran sol en tu pecho. Visualiza un sol cada vez más intenso, cálido, que limpia tu corazón y lo llena de vitalidad.
Al respirar de nuevo tu corazón bombea todas las energías a través de toda tu red de capilares, de arterias. Se extiende por todo tu cuerpo, por cada órgano: esófago, estómago, intestinos, páncreas, bazo, hígado, vesícula, riñones, vejiga, uréteres, órganos genitales... Todo llena de luz, todo se limpia, se renueva. Agradece a cada uno de tus órganos su trabajo, su colaboración.
Y la luz sigue expandiéndose por tus brazos, tus piernas, hasta la punta de los dedos de los pies y de las manos. Todo tu cuerpo resplandece, se limpia, se nutre, se renueva. Y la luz sigue creciendo a través de tu timo, tu garganta, tu tiroides; sube por el cuello hasta tu cabeza y se ilumina todo tu cerebro, cada surco, cada neurona. Resplandeces de la cabeza los pies. Sientes tu cabeza ligera, llena de luz. Y la luz sigue creciendo y te envuelve como un huevo protector. Y ahí puedes flotar como un bebé protegido, acunado, acunada. Te sientes ligera, renovada.
Y del huevo sale un cordón dorado que te conecta al corazón del universo, y otro cordón dorado que te conecta al corazón de Gaia, Madre Tierra, querida Pachamama. Y puedes sentir cómo la energía del Cielo y de la Tierra a través de esos cordones llenan a tu corazón llenándote de luz, de energía, de vitalidad. Puedes sentir cómo cada una de tus células se nutre, se regenera, se renueva.
Eres uno, eres una con el Cielo y con la Tierra. Y siente cómo tu corazón late cada vez más fuerte, cómo brilla cada vez más. Y se conecta a otros corazones, de otros seres que, como tú, brillan, formando una gran red que mueve La Tierra. Imagina cómo todos esos corazones, toda esa red, se va uniendo con el corazón de Gaia, llenándolo de luz. Gaia te alimenta y tú alimentas a Gaia. Y sientes cómo desde otros planos los guías os rodean, formando otra gran red que envía desde el universo toda la luz, todo el amor que os abraza, os envuelve. Y los seres intraterrenos, las hadas, duendes, gnomos, come-rocas, trolls, y un largo etcétera, también se unen a esa red. Ellos cuidan vuestros bosques, cuidan el reino mineral, el reino vegetal y el reino animal. También se unen a esta gran red, felices de que volváis a conectar con ellos, de que volváis a tenerlos presentes. Hubo una época en que podíais verlos y pronto resultará más fácil volver a hacerlo. Sólo se necesita un corazón de niño, un corazón inocente y limpio para poder conectar con ellos. Sentid la energía del universo fluyendo a través de vosotros en esa gran red. Cómo toda esa energía nutre a Gaia y a todos sus cuerpos energéticos, también al cuerpo astral.
Como en la película de Vaiana, que cuando le quitaban el corazón a la gran madre Gaia se convertía en ese otro monstruo que desde el miedo intentaba defenderse y recuperar su corazón; igual os pasa vosotros, igual le ocurre a todo ser. Todo el mal proviene del olvido de sí mismo, de la pérdida de la memoria de ese corazón, de esa chispa divina que está en todos pero que a veces olvidáis conectaros a ella.
Os animamos a decir: «Aquí y ahora elijo conectarme al amor y actuar, pensar, hablar, desde el amor; y elijo cada vez que descubro en mí misma miedo, tristeza, rabia... elijo abrazarla y dejar recibir su información para poder poner amor en su lugar. Y elijo, cuando otro ser me muestra su rabia, su miedo, su tristeza, ser capaz de encontrar mi chispa divina y desde ahí darle amor que le haga recordar su propia chispa, su propio camino de vuelta a sí mismo, a su luz».

Recordad que en este baile que hacemos todos juntos, a veces alguien puede pisarte porque pierde el compás. No se lo tengas en cuenta, simplemente intenta ayudarle a recuperar el ritmo. No dejes que te arrastre en su traspiés y, por el contrario, mantente firme en tu ritmo para ayudarle a recuperar el suyo.
Nosotros os bendecimos con todo nuestro amor y aquí estamos a vuestra disposición, encantados de colaborar con vosotros.
Ahora poco a poco vuelve a tu cuerpo, a sentir tus manos, tus pulmones, tus hombros, tus pies. Y recuerda que eres un puente entre el Cielo y la Tierra y a través de ti puedes ayudar a bajar toda la luz y todo el amor del universo para que se materialice, se plasme en la tierra cada vez con más rapidez y facilidad. Expresa todo lo que hay dentro de ti, toda tu creatividad, compártela desde el amor y disfruta de todo ese proceso, y verás cuánta magia aparece en tu vida. La magia de las pequeñas cosas.

Hasta pronto amigos. Gracias un día más por acercaros a nosotros, por abrir vuestro corazón. Gracias.

MAESTROS, GUÍAS Y SERES DE LUZ
a través de Pilar González