"La Reflexión: Eres millonario tan solo NO LO SABES" La Última Estación #12

Expreso de medianoche, porque nos une el misterio. La última estación, con José Paredes.

Queridos viajeros de la medianoche, aquí estamos una vez más, en el corazón de esta noche profunda, a bordo de nuestro Expreso de Medianoche. Donde ya sabéis, las sombras nos susurran verdades y los misterios nos invitan a mirar más allá. Siempre digo esto, la noche tiene un don especial, nos envuelve. Nos recuerda lo frágil y lo valioso que es estar vivos. Esta noche, mientras nuestro tren avanza por la penumbra, quisiera que nos detengamos un minuto a pensar en un mundo que en muchos rincones está roto por la guerra, en tierras lejanas, entre Irán e Israel, entre Ucrania y Rusia.

Hay corazones que laten bajo el peso del miedo, la pérdida de la incertidumbre. Pero también quiero que miremos nuestro propio vagón, nuestro pequeño rincón de paz, y sintamos gratitud por lo que tenemos, un trabajo, un coche, una casa, aunque sea alquilada, y sobre todo, hijos, hijos que pueden ir a la escuela y soñar, soñar siempre sin temor. Yo estoy seguro de que todos estáis muy pendientes de las noticias que nos llegan como ecos distantes, bombas que caen, familias que huyen a ningún sitio, niños que no pueden ir a la escuela porque sus aulas han sido destruidas.

En lugares como Ucrania, el rugido de la guerra ha silenciado risas y apagado sueños. En medio de Oriente, entre Irán e Israel, la tensión y el conflicto han convertido hogares en escombros y esperanzas en cenizas. Nosotros, mientras escuchamos estas historias, es fácil sentirnos lejos, desconectados.

Pero, amigos, amigas, la noche nos enseña que todos estamos en el mismo tren, aunque en vagones diferentes. El dolor de una madre en Kiev, el miedo de un padre en Terán, son tan reales como los nuestros. Y, sin embargo, aquí estamos, con un techo sobre nuestras cabezas, con un trabajo que nos sostiene, con un coche que nos lleva, con hijos que ríen y aprenden.

¿No es eso ya un milagro, en un mundo donde todos y tantos no lo tienen? La paz.

Amigos, la paz es un tesoro invisible. No la notamos hasta que nos falta, es como la luz.

Cuando vino el apagón es cuando nos dimos cuenta realmente de la importancia de la luz. Es el silencio que nos permite dormir sin miedo, el aire que respiramos sin escuchar sirenas, la libertad de llevar a nuestros hijos a la escuela y saber que regresarán. Es el trabajo que, aunque a veces nos agote, nos da dignidad. Es el coche viejo o nuevo que nos lleva a donde queremos ir, es la casa propia o alquilada que nos abraza al final del día.

Estas pequeñas cosas que a veces damos por sentadas son estrellas en nuestro cielo, luces que brillan en la oscuridad. Y la gratitud por ellas no solo nos viene al corazón, sino que nos conecta con los que sufren, porque al valorar lo que tenemos también aprendemos a desearlo para los demás. Bueno, vamos a pensar por un momento en ese niño en Ucrania, escondido en un refugio, en una zanja, soñando con volver a clase, con volver a jugar, con tener a su padre a su lado, fíjate, ya que los padres están llamados a ir a la guerra.

Piensa en una familia en Gaza, buscando un lugar seguro donde no lo hay para esconderse.

Su dolor nos recuerda que la paz no es solo la ausencia de guerra, sino la paz