
'La sala de cine': estrenos, reflexiones y polémicas

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Ana Martínez vuelve a abrir 'La sala de cine' para traernos las novedades de la cartelera, pero ante todo profundizamos en películas que han marcado nuestra semana.
Una de ellas es 'Tardes de soledad', un filme que no ha dejado indiferente a nadie y que ha generado mucha polémica por su acercamiento a la vida en el ruedo. Junto a Ana hablamos de lo mejor y lo peor de esta película y reflexionamos sobre los límites del arte, la representación, la tortura y la ética.
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Y Ana Martínez, acaba de salir el toro al...
¿Soy yo el toro? No, no eres tú, es el toro que ha salido en la sala de cine, ahora te vamos a contar por qué.
¿Qué te ha parecido esta canción? ¿Tú qué crees? A ver, pues yo tengo que decir una cosa, a mí los pasodobles taurinos me encantan, la pena es que sean taurinos, pero me parece una música preciosa.
Bueno, entonces ¿te ha gustado la canción que hemos elegido hoy para abrir? Sí, ya sabes, mi favorita es Suspiros de España.
Ah, vale, te lo tendríamos que haber preguntado.
Bueno, ya la pondremos otro día, no te preocupes.
Ya sabes por qué elegimos esta canción, ¿no? ¿O te lo contamos? Sí, ya lo sé, porque me has hecho un pequeño spoiler fuera de micro durante la semana.
Bueno, déjame que salude a Chomín de nuevo.
Chomín, ¿qué tal? Muy bien.
Y Adriana, hola.
Hola.
Bueno, estamos ya en esta sala de cine, las luces se han apagado, la gente no está comiendo palomitas, y ahora te vamos a decir por qué, y de repente, en la pantalla, pam, un toro.
En la noche, en un campo.
Hablamos del inicio de la película Tardes de Soledad, que tuvimos el placer de ver esta misma semana, el pasado miércoles, en el cine Palace.
Fuimos Chomín y yo, y fuimos porque además de que la proyectaban, venía el director Albert Serra.
¿Cómo te quedas, Ana? Pues que me parece un curioso uso de la palabra placer.
Yo estoy de acuerdo con Ana, ¿eh? Bueno, digo lo de las palomitas, Ana, porque en el cine Palace es un lugar en el que no se puede comer, y en la pantalla te lo ponen, y te dicen que es porque aman el cine, entonces no dejan comer nada dentro de la sala, ni beber.
¿Qué te parece? Hombre, yo creo que comer mientras ves una película no está reñido.
Quiero decir, no te vas a poner a comerte una hamburguesa, pero unas palomitas que apenas hacen ruido y no molesta el olor ni nada, a mí no me parece mal.
De hecho, hay películas palomiteras que piden.
Creo que esta no es una de esas, pero bueno.
Pues sí, a mí me sorprendió porque aunque había ido al Palace nunca me había dado cuenta de esto.
Ya, yo tampoco, es verdad.
Yo, de hecho, hice un poco de trampas.
Y lo dice aquí en la radio, ¿no? Para que lo escuchen.
Entré con un café, un poco escondido, pero bueno.
Lo necesitaba él para mantenerse despierto.
Bueno, no pasó nada.
Si no me hubiera dormido.
Bueno, Ana, fuimos allí, como te decía el pasado miércoles, día en el que vi tres películas seguidas.
O sea, yo paso de todo, Ana.
¿Quieres saber? Bueno, esta misma semana había comenzado el Festival de Cine Cinema Iberic, del cual hablamos aquí en el programa hace unas semanas, que era un festival en el que se proyectaban películas españolas y portuguesas con el tema de la democracia, para abordar de qué forma los dos países que comparten la península ibérica habían contado a través del cine su transición democrática, su dictadura, el fascismo, etc.
Y nada, estuvo muy interesante.
Se han proyectado un montón de películas muy, a mi parecer, muy interesantes también.
Y yo fui al Instituto Cervantes el día que proyectaban Las Trece Rosas y luego Cartas da Guerra, que no era equivalente porque no tenía nada que ver con la guerra ni nada de Portugal, sino era más bien la guerra colonial, pero digamos que era la parte portuguesa.
Así que esas dos películas las vi yo el miércoles, antes de irme, corriendo pitando al Palas a ver Tardes de Soledad.
Mira qué mix.
Pues sí, ya te digo, pues casi no hubiera sido corriendo a ningún sitio.
Madre mía, pero bueno.
Súper hater, ¿eh? Súper hater.
No vamos a comentar Las Trece Rosas porque creo que ya la hemos hablado, en cualquier caso la recomendamos a la gente, es muy dura, pero creo que también es necesaria.
Y Cartas da Guerra era difícil de ver porque era en blanco y negro y era epistolar, todo el rato era la voz de una mujer leyendo la carta, las cartas.
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