Lara Gold: "me pone triste pensar en separarme de mis clientes fijos"

No sé si sería capaz de separarme de mis clientes fijos.
Estás escuchando Escort, una historia oral de la prostitución en España.
Hola, soy Lara Gold, masajista erótica.
Bien, ¿cómo eliges el nombre?
En mi caso fue, pues, una jefa.
Yo empecé en un centro de masajes, mi primera vez fue en un centro de masajes,
y ella me puso el nombre.
Considero que a Lara le gustaba, me pegaba, era un nombre corto y sencillo,
y a mí me gustó también.
Y a ti te convenció.
Y lo acepté.
Entonces, luego lo de Gold fue cuando ya me hice independiente.
Cuando ya me hice masajista independiente por mi cuenta, añadí,
a mí me encantaba Lara, y ya añadí Gold.
¿Te sonaba bien?
Sí, que lo escogí yo, Gold de Dorado, y me sonaba bien.
Era también corto, fácil, todo el mundo entiende lo que es,
tanto en inglés como en español.
Ya, es verdad.
¿Por qué empezaste en este oficio?
Todo empezó porque realmente, realmente empecé por un tema económico.
O sea, yo me quedé, yo nunca había tenido deudas,
o sea, mis 31 años creo que fue cuando empecé,
yo nunca había tenido deudas, ni créditos, ni hipotecas, ni nada.
Siempre viví como muy limpia económicamente,
y me quedé con una deuda en el banco de 40.000 euros,
y aparte los 50.000 euros que tenía de ahorros,
los había desembolsado en un negocio que tuve,
y con dos niños pequeños, y dije, Dios mío, ¿qué hago ahora?
Entonces, pues escribí al centro.
Me metí en Google, puse masajes eróticos,
y el centro que tenía más reseñas positivas, pues llamé.
Y así empecé.
¿Tenías una idea previa de lo que era este trabajo?
Sí y no, no sé cómo explicarlo.
Todo empezó en mi idea mental, yo nunca, o sea,
todo empezó porque con 18 años, lo típico en el periódico,
antes no había internet, a mí es 18,
entonces yo vi una publicación en el periódico,
o en la vanguardia, no sé dónde fue,
que ponía, si eres guapa, tienes 18, 25 años,
si quieres ganar 4.000 euros al mes, que ya estaban los euros,
puedes llamarme.
Y llamé, me presenté, era un centro,
pero yo no sabía nada, yo simplemente me presento,
y me dicen que es un centro de masajes,
y digo, pero yo no soy masajista, y me explica que ahí me forman.
Entonces, que la única condición es ir desnuda.
Y digo, bueno, yo por ir desnuda no tengo problema.
Entonces, al día siguiente era la prueba,
y en la prueba me dicen que tengo que hacer un manual,
claro, con 18 años, es otra mentalidad para mí.
Y dije que no, ahí dije que no, que yo no sabía
que tenía que hacer un manual y que no quería hacer manual.
Entonces, nada, me fui.
Pero claro, se me quedó ahí grabada esa experiencia a los 18.
Entonces, se me quedó siempre en la mente,
y en el momento de que tengo 31,
que me quedo con esta situación personal,
pues digo, va, pues ahora sí que me veo preparada
para hacer un masaje desnuda y hacer un final manual.
Muy bien.
¿Tu experiencia cómo ha sido, en general?
Muy positiva.
¿Sí?
Sí, para mí esto es...
Porque hoy esto no ve cómo sonríes cuando lo dices.
Ay, ya, es que a mí me encanta este trabajo.
Para mí, yo ahora digo que es un arte.
O sea, lo veo como un arte.
Desarrolla mensaje.
Desarrolla.
No sé cómo explicarlo.
Es todo lo que haces y a la vez también sientes,
todo lo que das y a la vez también recibes,
todo lo que ves y a la vez, como te miran, como te ven,
todo eso es arte.
Y alegrar a las personas.
Yo, por ejemplo, no hago mujeres,
pero también se pueden hacer mujeres y también a parejas.
Y todo el mundo sale muy contento y muy...
Como una experiencia muy gratificante.
¿Y a ti qué te deja?
¿Te deja mejor? ¿Te deja peor?
Mejor.
¿Sí?
Sí.
Obviamente, hay un paso hasta llegar aquí.
Yo ahora ya llevo cinco años.
He pasado por muchos lados, por centros,
luego por la ciudad,