LDD(R) - Historia de la Mafia

Yo no soy un político delincuente, señora, se lo puedo consentir.

A mí me acusan de unas remuneraciones no legales, que yo sostengo que son legales, pero yo no era político.

Y lo que vosotros estáis sacando es una puta vergüenza.

Mire usted, yo he sido treinta años político y nadie me ha acusado de nada en esos treinta años.

¿Sabéis lo que cuestan los abogados? Usted me acusa porque está protegida.

¿Eh? Porque está protegida.

El jefe de esta familia se la va a jugar en un juicio y lo que vosotros estáis sacando es una puta vergüenza.

Yo soy el único que lo apoya.

¿Pero usted sabe cuánto han perdido los accionistas privados de la banca española? No, no lo sabe.

Han perdido 100.000 millones de euros en valoración de sus acciones más 70.000 millones que han hecho de ampliaciones de capital.

Y tampoco quiero saber un carajo de la economía.

No quiero oírlo.

Sil, explícaselo.

¿Qué dos negocios han sido a prueba de recesiones desde tiempos inmemoriales? Ciertos aspectos del mundo del espectáculo y el nuestro.

Es como una pirámide desde tiempos inmemoriales.

La mierda baja y el dinero sube.

Es así de simple.

Y eso lo consideramos un saqueo, ¿no? Eso es el mercado, amigo.

O sea, mire usted, las crisis cuestan mucho dinero.

Soy Arturo, rey de los Bretones.

Ya está todo dicho.

Rey de los qué? De los Bretones.

¿Quiénes son los Bretones? Todos nosotros, todos somos Bretones.

Y yo soy el rey.

No sabía que teníamos un rey.

Creí que éramos una colectividad autónoma.

A lo largo del siglo XIX, la península itálica sufrió un largo proceso de unificación de los diferentes estados y reinos que la recorrían.

Proceso que en gran parte de la península fue el resultado de la voluntad de las clases dirigentes de la mayoría de las regiones.

Así, la aristocracia agraria del sur se alió con la aristocracia norteña y las clases burguesas, mercantiles e industriales de la Italia septentrional.

Nacía el moderno Estado italiano que, como muchos otros jóvenes estados de la Europa del momento, tendría un largo, larguísimo camino por delante.

Homogeneizar idiomas, pesos y medidas, crear una legislación común, facilitar vías de transporte rápidas y seguras y construir un mercado nacional.

Estos eran los intereses de las élites que construyeron el Estado italiano.

Y para ello necesitaban de dos pilares maestros.

El control de todo el territorio y el monopolio de la fuerza.

Y no es nada fácil controlar todo un amplio territorio sin alianzas con fuerzas locales o incluso con rivales por ese control del territorio y monopolio de la violencia.

No es nada fácil y además de eso no se puede hablar.

Esta semana en la Linterna de Diógenes La Mafia Eso es el mercado, amigo.

Eso es el mercado, amigo.

La Mafia debe agradecer a los árabes que invadieran Sicilia en el siglo X y la llenaran de limones, una fruta rara que descubrieron a los europeos.

Los alrededores de Palermo se convirtieron en la Conca d'Oro, un paraíso y un negocio que a partir del siglo XVIII formó las primeras grandes fortunas.

Pero en torno a las villas suntuosas y sus fincas de limoneros creció otro fruto amargo, La Mafia.

Así comienza Inigo Domínguez, su libro Crónicas de la Mafia y tenemos precisamente al otro lado del teléfono una foto de Inigo Domínguez.