LPDS 02x07 Personas decentes, monstruos y reputaciones asesinadas
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Personas decentes es el título de la última novela del escritor cubano, Leonardo Padura. En este, entre otros muchos asuntos, «tratado sobre la decencia», el de Mantilla nos muestra La Habana de principios del siglo XX, cuando el fin del mundo tenía fecha -abril/mayo de 1910- con la llegada del cometa Halley, y la de mediada la segunda década del XXI, cuando el nacimiento de un nuevo mundo también parecía tener fecha -marzo 2016-, al menos para los cubanos, con la primera visita a la isla en casi 90 años de un presidente de los EEUU, acompañada del concierto de unas leyendas del rock, que para la ocasión dejaron de ser villanos para convertirse en héroes. Todo ello en pleno deshielo con el vecino del norte.
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Texto: Albary Ferrara/LPDS /
Sintonía: lemonmusicstudio/Pixabay /
Fondo musical: Void Glider by Shane Ivers (Silvermansound.com) /
Tema: 'La Bella Cubana', interpretada por Compay Segundo
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Piensa por ti mismo y convertirás tu mente en un refugio de libertad inexpugnable aquí comienza la píldora del saber personas decentes es el título de la última novela del escritor cubano leonardo padura en este tratado sobre la decencia el de mantilla nos muestra la habana de principios del siglo veinte cuando el fin del mundo se acercaba con la llegada del cometa halley y la de mediada la segunda década del veintiuno cuando un nuevo mundo al menos para los cubanos parecía estar naciendo con la primera visita a la isla en casi noventa años de un presidente de los estados unidos acompañada del concierto de unas leyendas del rock que para la ocasión dejaron de ser villanos para convertirse en héroes todo ello en pleno deshielo con el vecino del norte ya tienen a mano su vaso de agua si entonces ha llegado la hora de tomar la píldora del saber sabes personas decentes monstruos y reputación es asesinadas quien se considere una persona decente que arroje la primera piedra a través del género policíaco y de la mano de su coprotagonista el otrora agente de policía y ahora detective mario conde el escritor cubano leonardo padura nos brinda en personas decentes la oportunidad de subirnos a su máquina del tiempo y con continuas idas y venidas viajar entre la habana de la primera década del pasado siglo y la de la segunda de la presente centuria para ello se vale en esta última del ya citado y habitual personaje de sus obras policíacas mientras que para la capital cubana de principios del veinte padura recurre a la red la mítica figura del proxeneta de ascendencia italiana y española alberto yari nighy ponce de león un verdadero ídolo local cuyo carisma ejercía como un imán una poderosa atracción sobre los más diversos estratos sociales de la época desde las clases más desfavorecidas a las más acomodadas un magnetismo al que tan poco se pudo resistir el inspector arturo saborit amargo el otro protagonista de la novela aunque esa fascinación que despertaba un hombre bien parecido culto refinado y cortés capaz de dar la cara por su patria y cualquier cubano especialmente por aquellos discriminados por su raza o condición social no dejaba de ser para unos pocos o más bien unas pocas una máscara tras la que se ocultaba una perso zona fría y calculadora con un especial y arrollador don de gentes con el que manipular a sus víctimas para lograr sus objetivos sólo algunas de las mujeres a las que el culo protegía a cambio de recibir el beneficio que la explotación sexual de sus cuerpos le reportaba parecían ser conscientes de quién era realmente su protector alguien que en un contexto de posguerra de crudeza y desesperación había visto el filón para captar la mano de obra que hiciese florecer sus negocios y es que el propio padura de manera magistral traslada al lector esa mezcla de fascinación atracción hipnótica admiración e incluso compasión por el gallo de san isidro si bien la conciencia del inspector saborit es al mismo tiempo utilizada por el escritor como ese freno de mano del que tirar cuando nos deja hemos encandilar por relucientes fachadas tras las que se pueden ocultar lúgubres cuartos esos mismos lúgubres cuartos en los que sus empleadas de menor caché producían para él al parecer según se desprende de la lectura del libro y teniendo en cuenta el sórdido mundillo que rodea a la prostitución y y solía dispensar un trato bastante correcto a sus trabajadoras no al uso del que podían emplear sus rivales en el negocio incluso vivía rodeado de un harén de prostitutas sus preferidas que habitaban su propia casa pero que no por ello quedaban exentas de su cita diaria con los clientes debía ser una especie de dudoso honor resultar seleccionada para compartir estancia con el dueño de la