"Luis XIV tenía menos poder que Macron" - Con Alberto Garín

Bienvenidos a esta nueva edición de Cara a Cara, en la que tendremos el inmensísimo placer de charlar con una de las personas más sabias y más eruditas que conozco, si es que hay alguna que se le pueda equiparar. Evidentemente, estoy hablando del gran Alberto Garina. Alberto, muchísimas gracias por haber accedido a esta invitación.

Gracias a ti, Álvaro, y gracias por esa introducción que creo totalmente merecida.

Has dicho en alguna ocasión, Alberto, que si hay dos categorías absolutamente positivas, según la historiografía mundial, son el Renacimiento y la Ilustración. Es decir, todo el mundo piensa, o por lo menos es lo que se nos vende, que son absolutamente positivas en todo, que no tienen ningún lado oscuro, en contraste con lo que sucede con otros muchos movimientos históricos o con otros periodos de la historia, que siempre tienen sus detractores, y parece que aquí no hay absolutamente ningún debate. Y sin embargo, quien te haya escuchado hablar sobre estos temas también sabrá que hay que reflexionar un poco más y profundizar un poco más en estos movimientos, que es precisamente lo que pretendo hacer hoy en esta entrevista. Y básicamente ya adelanto, para quien nos esté escuchando pueda seguir con cierto orden las preguntas que yo haré, que me interesa abordar en relación con estos dos movimientos básicamente tres cosas.

La primera es, ¿qué novedad dicen que traen? La segunda, ¿hasta qué punto es cierto que esto que traen es novedoso y hasta qué punto tienen que distorsionar las cosas e incluso el pasado para vender esto que traen? Y luego lo tercero, ¿si los poderosos de esas épocas apoyaron estos movimientos o no y por qué lo hicieron? Entonces, si te parece comenzamos con el renacimiento, porque acabas de escribir un libro sobre este tema, un libro excelso, como todo lo que hace Alberto Garín es extraordinario, el libro no es una excepción, así que exhortamos a todo el mundo desde aquí a que se compre el libro y precisamente en relación con lo que decía quería formularte la primera pregunta. Afirmas en el libro, aparte en reiteradas ocasiones, es una idea sobre la que vuelves y vuelves y vuelves para enfatizarla, que cuando se nos habla del renacimiento lo que se nos dice es que en contraste con un periodo previo donde reinó pues la oscuridad, las tinieblas, la crueldad, etcétera, de repente ellos recuperan el mundo clásico, a Grecia y a Roma, y punto número dos, ponen al hombre en el centro.

Entonces quería empezar preguntándote en qué medida esto es cierto y en qué medida esto es novedoso con respecto a lo que había sucedido antes en la historia. Fíjate que estabas preguntándome o estás anunciando que vamos a hablar sobre ilustración y renacimiento, es muy interesante porque la ilustración la conocemos todos, ese movimiento en esencia de la segunda mitad del siglo XVIII, con una obsesión por una aproximación racional a la realidad, y es cierto que en eso Goya terminaría por decir aquello del sueño de la razón construye monstruos, porque puedes aplicar la racionalidad y el resultado puede ser un auténtico disparate, pero volveremos después a la ilustración. La ilustración había hecho tabla rasa de absolutamente todo, había hecho tabla rasa de la historia, había hecho tabla rasa de tradiciones, había hecho tabla rasa de modelos políticos, menos mal que llegaron los ilustrados a dar la luz a la humanidad que había vivido en las tinieblas.

El renacimiento como concepto historiográfico se forja a mediados del siglo XIX, y la palabra aparece por primera vez en francés, renaissance, en una novelita de Balzac, que hace referencia a un movimiento político, cultural, artístico, previo a la ilustración, porque un problema que se van a encontrar a estas gentes del XIX es que cuando están construyéndose los estados modernos hay una serie de elementos que pueden ser ratificados como valiosos por ser hijos de la ilustración, pero hay otros que vienen de antes y que tenemos también que darles ese marchamo de calidad. ¿Y cómo lo vamos a conseguir? Pues asociándolo a un periodo previo, altamente positivo, luminoso, brillante, equiparable a la ilustración. Entonces es cuando se genera esa fórmula del renacimiento para referirse a ese movimiento cultural de la Italia del 480 y la Europa occidental del 580, y de esa manera todo aquello que no venga de la caja de la ilustración, pero que nos está siendo útil para la creación de los estados modernos, lo tomamos de la caja del renacimiento. Y de esa manera ya podemos, insisto, ratificar todo lo que se está construyendo en esa creación.