Aquí estamos.

Entonces, amigas y amigos, muy buenas noches.

Bienvenidas, bienvenidos sean todos ustedes un día más aquí, a Distinta FM.

Ya sabéis, a la única emisora capaz de aguantar lo que le echen, así como suena, porque para eso somos libres e independientes.

Pero bueno, hay veces que en la vida, por mucho que quieras salir de un triunfante, como digo yo, de los malos momentos, siempre hay algo, siempre hay un final.

Hay un final, hay que resignarse a perder cada vez, bueno, que se presente a lo mejor una vez más.

Ay, cuántas veces habré perdido.

No las podría, de verdad, ni recordar.

La salud y la esperanza, vamos, todo el bienestar.

Perdí un montón de ilusiones, perdí las ganas, incluso hasta de amar.

A mis seres más queridos, que eso ya estarán en paz, y una casita en la playa a la que iba a descansar, porque una noche de otoño, sí, me la arrebató el mar, era ya vieja, poco valía, pero me daba tranquilidad.

Te perdí a ti, mi tesoro, que buscabas libertad y te me fuiste marchando, y nada tuve que objetar.

¿Y quién eres tú?, me pregunto.

Un ser eterno, muy especial, que pervive y jamás caduca.

Una planta, una persona, una cosa, un animal.

Perdí fuerza y todo encanto.

Ay, Dios, ¿eso dónde estará? Perdí, sí, mucha paciencia, y lágrimas para llorar.

Quedan espacios vacíos, imposibles, imposibles de llenar.

Estas poesías, que supongo que a más de una persona les habrá gustado en algún momento.

A ver, Candy Dulce, Candy Dulce, ¿me podrías dedicar esta canción a mí, por favor? ¡Un gran saludo para el único y único Dave Stewart! Bueno, solamente es para que me acompañe en la próxima poesía.

Antes de nada, les voy a comentar algo que le ha sucedido a un amigo mío.

Y esta tarde me llamaba para contármelo.

Y les voy a contar, porque en Un azul contigo tiene que ser también un poco de todo, ¿no? Resulta de que le han robado la carretera.