LUNA AZUL CONTIGO MARTES 22 DE ABRIL DE 2025

Aquí estamos. ¿Qué tal, amigas y amigos? Muy buenas noches, bienvenidas, bienvenidos sean todos ustedes. Un día más aquí a DistintaFM y a Sara en el Radio, ya saben. Aquí estamos para acompañarles durante los próximos minutitos y esperando pues que hayan tenido ustedes un día muy agradable y esta noche pues también lo pasen muy bien. Así que hoy, que es martes, pues vamos a acompañarles como cada martes, aquí dispuestos, pues ya les digo, a que ustedes lo pasen bien.

Y hay una poesía que dice, os quiero amigos, la verdad es que me lo aplico, porque dice, al otro lado de la ventana y a ambos lados del angusto camino se elevan sobre las húmedas tierras un pequeño abeto y un frondoso pino. Con ellos converso todos los días, porque los considero mis amigos, los dos permanecen siempre verdes y lo mismo haga calor que haga frío y quiso regalarme, quiso regalarme la naturaleza a estos árboles con miles de pinchos, que jamás me maltratan ni lastima, pues son dulces y delicados conmigo, tampoco me piden nada de nada y recibo de ellos mucho cariño, que como me lo dan me preguntan, oye, he estado siempre en el mismo sitio y nunca cambian de lugar, qué asombroso.

Están ahí perennes y tranquilos bajo un cielo azulado y grisáceo, mirando al sol, que también es su amigo. Al otro lado de la ventana yo los canto, los miro y los admiro. A veces salgo para abrazarlos y me consuelan y ríen conmigo. Y de vez en cuando se agitan sus hojas, cuando sopla un levísimo airecillo, o se posa algún ave o mariposa, porque los fuertes vientos, los fuertes vientos son rarísimos y estos soplan en otros territorios más abruptos y menos concurridos, donde la gente no puede quejarse de tormentas, ni de lluvia, ni de escarcha y mucho menos de rocío. Y me quieren y comprenden, cómo no, si les demuestro todo mi cariño, son de las mejores cosas que tengo. Bueno, cosas no son, son mis amigos, de los que no fallan, ni te traicionan, no se enojan, son sólo arbolitos.

Enseguida se dan cuenta, si yo estoy desolado, abrumado o deprimido, y con sus hojas quieren abrazarme, como hacen los verdaderos amigos. Ellos no saben ni entienden de envidia, su belleza escampa en el infinito, se ponen alegres, más verdes si cabe, si en primavera anida algún pajarillo. Cómo me alegran la vida, son lo mejor, los quiero como a nadie querido, bajo sus hojas también suelto lágrimas, pero me consuelan, los necesito.

Siempre se había dicho que, que había que cambiar tus hojas y un día...