Barreiro se pregunta qué se puede hacer para evitar o para gestionar la creciente llegada de menores migrantes sin tutela, los menas, que en su inmensa mayoría, después de estar un tiempo en centros oficiales, se acaban perdiendo sin que nadie sepa dónde están.
No es sostenible que sigan llegando menores de edad, que recogemos de forma casi caritativa, pero que inmediatamente dejamos para se marchen y no integramos en la sociedad. Hay que poner los recursos necesarios y exigir las responsabilidades que se derivan.
Es una cuestión europea: cada día, las autoridades de los países europeos pierden la pista a 17 menores migrantes que no saben dónde están y quedan a merced de mafias y desventuras.
Pero además, esa cifra podría ser mayor, porque países como Francia y Reino Unido no facilitan datos. En 2020, la mitad de los treinta países a los que se pidió información no la dieron, quizás porque ni siquiera la tienen.
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